Mensaje del cardenal Vicente Bokalic, CM a la Congregación de la Misión

Mensaje del cardenal Vicente Bokalic, CM a la Congregación de la Misión

En este video, el cardenal Vicente Bokalic, miembro de la Congregación de la Misión, se dirige al Superior General y a sus hermanos vicentinos para celebrar los 400 años de la fundación de su compañía. Aunque su nombramiento como cardenal le impide estar físicamente presente en las celebraciones en París, expresa su profundo vínculo y acompañamiento espiritual. El cardenal reflexiona sobre el carisma vicentino, centrado en evangelizar y servir a los pobres, destacando su relevancia continua en el mundo actual. Finalmente, ofrece su oración y bendición para que esta celebración impulse una renovación en la vocación y el carisma en cada miembro y comunidad vicentina

Mensaje del Cardenal Vicente Bokalic, CM

Muy estimado y querido superior general Tomás Mauric, hermanos de la Congregación de la Misión, saludo a la familia Vicenciana. Están celebrando en París los 400 años de la fundación de nuestra compañía. Es un regalo de Dios para la Iglesia y para el mundo.

En su momento, Dios regaló el carisma a San Vicente de Paúl: ser evangelizador de los pobresllevar la caridad a todos los postergados. ¿Cómo no dar gracias por esto tan evangélico, o simplemente por lo que vivió Jesús con pasión durante toda su vida: anunciar el reino a los pobres, sanar, liberar? ¿Cómo no dar gracias por ese carisma que han recibido Vicente y Luisa para asistir a los pobres de su momento?

Nuestro mundo de hoy sigue teniendo pobrezas inmensas y creando nuevas pobrezas. Ese mundo de hoy también nos está interpelando a ser como Vicenteevangelizadores cercanos, consoladores, animadoresser el testigo del amor de Dios a los pobres.

Que esta celebración de los 400 años sea un motivo hermoso de renovación en el carisma, en cada miembro de la comunidad y en cada comunidad Vicenciana en el mundo entero. Estoy con el corazón acompañándolos en este tiempo.

Esta misión que me da en su momento el Papa Francisco, de ser cardenal de la Iglesia, me impide participar de estas celebraciones, pero mi corazón está allí en París junto a ustedes. Una oración muy, muy especial, un recuerdo cariñoso para todos. Me siento íntimamente ligado a la compañía, hace muchos años, muchos años, como 50 años que estoy en ella, y feliz solamente de pertenecer a una compañía tan actual, tan necesaria también a los ojos del mundo, para seguir anunciando el amor de Dios entre los pobres.

Me uno a ustedes con mi oración, con mi afecto, con mi cariño, y que el Señor nos dé a todos esta gracia de renovar este bellísimo carisma, esta vocación de ser servidores de los pobres en nuestro mundo.

Que la Virgen Santísima, nuestra Medalla Milagrosa, y San Vicente les alcancen gracias muy especiales de alegría, de comunión, de esperanza, de renovación; que puedan vivirlo en sus comunidades y llevarlo a todos, especialmente a los más alejados.

Un abrazo muy grande y mi bendición.

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