Cruz vicentina peregrinará por varios lugares de Colombia por el año jubilar.

Cruz vicentina peregrinará por varios lugares de Colombia por el año jubilar.

La Cruz Peregrina Vicentina Inicia su Recorrido por Colombia con Motivo del Año Jubilar: Un Llamado a la Esperanza y el Servicio

Con motivo del Año Jubilar, la Cruz Peregrina Vicentina emprende un significativo recorrido por diversas regiones de Colombia, llevando consigo un mensaje de esperanza, renovación y compromiso con los más necesitados. Esta cruz, más que un simple objeto de madera, es definida como una catequesis itinerante, una llama encendida, una predicación sin palabras.

La Cruz Vicentina nació el 18 de marzo de 2025, en el marco de la preparación de la VII Convención Juvenil Vicentina. Surgió como una inspiración para crear una cruz misionera que encarne la identidad y misión de la Familia Vicentina. No fue concebida como una simple figura de madera, sino como un signo vivo, itinerante, palpitante de Evangelio, capaz de animar, reunir y renovar a todos aquellos que sirven a Cristo en los pobres. Su diseño y propuesta teológica estuvieron a cargo del Padre Yeison Estiven Sarrazola García, C.M., buscando reflejar en ella la centralidad de Cristo evangelizador y servidor.

Su presencia no es pasiva; es palabra visual que evangeliza, signo que consuela, símbolo que convoca y envía. Allí donde la Cruz llegue, se espera que llegue Cristo mismo, se celebre una Pascua, y al contemplarla con fe, se escuche el eco eterno de la voz del Maestro: “Lo que hicieron con uno de estos pequeños, conmigo lo hicieron” (Mt 25,40). Es la gran predicadora silenciosa del carisma vicentino.

La raíz teológica de esta cruz se encuentra profundamente anclada en el Evangelio de Mateo 25,31-46, un pasaje que establece que el amor verdadero a Dios se manifiesta en las obras de misericordia hacia los más necesitados. Jesús identifica a los pobres y sufrientes como su propia presencia, enseñando que el amor a Dios debe concretarse en actos de servicio tangible hacia los más desprotegidos.

La Cruz Vicentina es un símbolo que recuerda a todos los miembros de la FAMVIN que el seguimiento de Cristo se realiza principalmente en el servicio a los pobres y marginados. Es un llamado a salir al encuentro de los pobres, a hacer de ellos el centro de nuestra vida y misión. Nos recuerda, una y otra vez, que amar es servir y servir es cargar la cruz… pero con alegría. La cruz, como símbolo de la Pasión de Jesús, nos recuerda que el amor cristiano implica sacrificio y entrega; un amor que se materializa en la acción y el servicio.

Elementos Simbólicos que Hablan al Corazón:

Cada elemento de la Cruz Vicentina posee un profundo sentido teológico y espiritual:

•Los brazos horizontales acogen seis círculos dorados, como estigmas de compasión, que representan las obras de misericordia corporales: dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, dar cobijo al que no tiene techo, vestir al desnudo, visitar al enfermo, y visitar al preso. Estos gestos son el alma del carisma vicentino y el rostro visible del Reino.

•En el corazón de la cruz, resplandece un Cristo joven, sereno, con sonrisa abierta, un Resucitado que inspira confianza y alegría. Sus pies descalzos pisan la tierra del mundo, sus brazos abiertos abrazan la miseria humana. Es el Evangelizador de los pobres, que sirve y no domina.

•Del pecho de este Cristo brota un corazón encendido, símbolo del amor de Dios que consume e enciende otras llamas.

•A los pies de la cruz, están las siluetas de San Vicente y Santa Luisa, como compañeros de camino y modelos de caridad que nos conducen a Cristo en los pobres.

•Debajo, el logo de la Familia Vicentina (FAMVIN) resplandece como llama de comunión universal, recordando que somos parte de una gran familia movida por la misma pasión: Cristo en los pobres.

Los colores de la cruz también están cargados de simbolismo: el dorado expresa la gloria de Dios en los pobres y la dignidad humana; el azul celeste remite al misterio de la Encarnación y la vocación universal a la santidad y el servicio; el rojo simboliza la pasión de Cristo y la caridad radical; el verde claro es signo de renovación y vitalidad de la resurrección; el verde oscuro simboliza la estabilidad y perseverancia en la fe; y el amarillo representa la luz del Resucitado, la esperanza activa y la caridad luminosa.

La Cruz Peregrina Vicentina nos invita a vivir una esperanza activa, que no evade la realidad del sufrimiento, sino que la transforma a través del amor y la misericordia. Es la certeza de que nuestras acciones en favor de los pobres tienen un valor eterno.

Que esta cruz peregrina, que ahora visita nuestra nación con motivo del Año Jubilar, renueve nuestro fuego, despierte corazones dormidos y encienda nuevas vocaciones, impulsándonos a vivir con radicalidad el Evangelio en las periferias existenciales.

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