Marta Wiecka nació el 12 de enero de 1874 en Nowy Wiec (Prusia, hoy Polonia) y fue bautizada seis días después como Marta Ana. Era la tercera de trece hijos de Marcelino Wiecka y Paulina Kamrowska, propietarios de una finca de cien hectáreas. Su familia era profundamente católica y patriótica: rezaban juntos el Rosario cada día, leían vidas de santos y comentaban la homilía dominical en familia . De niña Marta se distinguió por su devoción y amabilidad: ayudaba en las tareas del hogar (especialmente cuidando a sus hermanos menores cuando su madre enfermó) y cultivó desde pequeña una especial devoción a la Virgen María. A los dos años cayó gravemente enferma, pero tras una intensa oración a la Virgen en su santuario de Piaseczno recuperó la salud –hecho considerado milagroso por su familia–, lo que marcó su vida de fe y su constante confianza en María .

Vocación religiosa
A los dieciséis años Marta sintió el llamado al servicio religioso y pidió ingresar en las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, pero fue enviada a esperar hasta cumplir la edad reglamentaria. En 1892, con 18 años y acompañada de su amiga Monika Gdaniec, solicitó de nuevo el ingreso. Debido a restricciones impuestas por las autoridades prusianas (que limitaban postulantes en Chelmno), Marta viajó a Cracovia (bajo dominio austríaco) donde fue admitida el 26 de abril de 1892 al postulantado. Cuatro meses después, el 12 de agosto de 1892, entró al noviciado de las Hijas de la Caridad. Tras casi un año de formación, recibió el hábito el 21 de abril de 1893 y fue enviada de inmediato a servir al Hospital General de Lvov. Allí destacó por su amor al enfermo y entrega abnegada. Más tarde trabajó cinco años en el hospital de Podhajce, donde emitió sus primeros votos el 15 de agosto de 1897, ratificando su consagración a Dios y servicio a los pobres .
Contexto histórico y social
Marta Wiecka vivió en una Polonia dividida. Desde 1795 su país había sido repartido entre Austria, Prusia y Rusia, y Nowy Wiec quedaba en la zona prusiana, sometida a una política de germanización forzada. En la escuela estaba prohibido hablar polaco y practicar el catolicismo, por lo que Marta aprendió su fe y su identidad nacional principalmente en su hogar familiar . Su familia, fiel católica y patriota, formó parte de la oposición civil ante la ocupación prusiana. Este ambiente de lucha por la fe y la nación moldeó la formación de Marta en la infancia.
Vida como religiosa
Desde el inicio de su vida consagrada, Sor Marta mostró un profundo espíritu de servicio y caridad. En Lvov (Lemberg) se ganó pronto la estima de sus hermanas por su dedicación a los enfermos. Luego, en Podhajce (parte oriental de Galicia), continuó cinco años al cuidado de los pobres y enfermos con devoción y cariño . En 1899 fue trasladada al hospital de Bochnia. Allí, pese a sufrir el escarnio de una calumnia (un paciente difundió falsamente que ella había quedado embarazada tras una relación amorosa), Marta guardó silencio y continuó su labor con la misma humildad y abnegación de siempre . Finalmente, en 1902 fue destinada al hospital de Sniatyn (en la frontera actual con Ucrania), donde destacó no sólo como enfermera sino también por su don de consejo espiritual. El párroco local enviaba a personas con necesidades espirituales a buscar su dirección; Marta las orientaba, instruía en la fe y las preparaba para los sacramentos. En su trabajo diario con los enfermos irradiaba una sonrisa sencilla y servicial, compartiendo con ellos el Via Crucis en la capilla y ayudando a aliviar sus sufrimientos tanto físicos como morales . Su caridad era universal: atendía por igual a católicos, greco-católicos, ortodoxos y judíos, asegurándose de que nadie muriera sin recibir los sacramentos que deseaban .
Muerte
La vida de Sor Marta concluyó con un acto heroico de amor al prójimo. En 1904, sabiendo el peligro de la tarea, ella misma se ofreció a desinfectar una habitación donde acababa de fallecer una paciente de tifus, para que no enfermara el obrero encargado (padre de familia). Tras cumplir esa tarea, contrajo la enfermedad. Durante su convalecencia todos los medios fueron insuficientes; se cuenta que miembros de la comunidad judía encendieron velas en la sinagoga por su sanación. Al final, tras recibir la Comunión, Sor Marta rezó profundamente (según testigos, en éxtasis) y murió serenamente el 30 de mayo de 1904 en Sniatyn . Su sepultura se convirtió pronto en lugar de oración para creyentes de diversas confesiones: fieles ortodoxos, católicos y judíos acudían a ella buscando consuelo. Durante décadas se mantuvo siempre adornada con flores y velas, convirtiéndose en un símbolo de unidad y fe popular .
Milagros atribuidos a su intercesión
Tras su muerte se multiplicaron las historias de favores recibidos por intercesión de Sor Marta. Se dice que numerosos peregrinos, sin distinción de rito ni nacionalidad, acudían a su tumba y aseguraban haber obtenido ayuda en casos difíciles gracias a su mediación . Además, para avanzar su causa de beatificación la Iglesia reconoció un milagro extraordinario: la inexplicable curación en 2001 de un hombre polaco, Bronislaw Kohn, atribuida a la intercesión de Marta Wiecka. Esta curación fue aprobada por la Congregación para las Causas de los Santos en 2004 como milagro requerido para su beatificación .
Proceso de beatificación
El proceso formal comenzó en la diócesis de Lviv el 26 de junio de 1997 y concluyó un año después. Las actas se enviaron a Roma y, el 9 de abril de 1999, la Congregación para las Causas de los Santos declaró válidos los procedimientos. El 20 de diciembre de 2004 el Papa Juan Pablo II reconoció en Marta Wiecka sus virtudes heroicas, declarándola Venerable . Finalmente fue beatificada el 24 de mayo de 2008 en la catedral de Lviv (Ucrania). La ceremonia estuvo presidida por el Cardenal Tarcisio Bertone en representación del Papa Benedicto XVI . En su homilía Bertone destacó el ejemplo de servicio y amor desinteresado de Sor Marta, “reflejo del amor de Cristo” que Él pidió a los cristianos testimoniar en la vida diaria .