La devoción al Escapulario Verde del Inmaculado Corazón de María nació en el siglo XIX en París, en el mismo lugar donde se había revelado la Medalla Milagrosa en 1830. Diez años después de las apariciones de la Virgen a Santa Catalina Labouré, el 8 de septiembre de 1840 la Santísima Virgen se apareció a Sor Justina Bisqueyburu, religiosa de las Hijas de la Caridad, entregándole un nuevo sacramental: el escapulario verde. En aquella visión María prometió que este escapulario ayudaría a la conversión de los alejados de la fe y alcanzaría a sus devotos la gracia de una “muerte feliz” .
Sor Justina Bisqueyburu, hija de la Caridad

Sor Marie-Justine Bisqueyburu (1817–1903) nació en Mauléon (Pirineos Franceses) y quedó huérfana de niña. Creció con su tía, quien le inculcó una profunda fe católica . Desde joven sintió inclinación hacia la vida religiosa y el servicio a los pobres. Ingresó como novicia de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl el 28 de enero de 1840 en la Casa Madre de la Rue du Bac, en París . Allí pasó su retiro de noviciado, período en el que experimentó varias apariciones marianas que la prepararon para una misión especial. Según la tradición, Sor Justina destacó por su piedad y caridad, y falleció “en olor de santidad” en 1903 .
Apariciones marianas y origen del escapulario
Durante el noviciado, Sor Justina tuvo una serie de visiones de la Virgen María. La primera ocurrió el 28 de enero de 1840 en la capilla del convento de la Rue du Bac. María apareció vestida de blanco con manto azul, mostrando su Inmaculado Corazón envuelto en llamas resplandecientes; sin embargo, en esas primeras apariciones la Virgen no pronunció palabras . Estas experiencias, iguales en detalle, confirmaron su vocación mariana.
El acontecimiento decisivo fue la aparición del 8 de septiembre de 1840, fiesta de la Natividad de María, ya en la comunidad de Blangy (Seine-Maritime) a donde Sor Justina había sido destinada. Según los relatos, la Virgen apareció revestida como en ocasiones anteriores y, además de sostener su corazón purísimo, en esta ocasión mostró en su mano izquierda un escapulario de color verde de diseño especial . A diferencia de los escapularios tradicionales (que consisten en dos piezas de tela), este consistía en un solo cuadrado de paño verde sujeto con cordones. En el anverso aparecía una imagen de la Virgen sosteniendo su corazón, y en el reverso un Corazón ardiendo atravesado por una espada, coronado con una cruz y rodeado por la jaculatoria: «Inmaculado Corazón de María, ruega por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte» .
Por revelación interior, Sor Justina comprendió el significado de la visión: el escapulario verde sería “un poderoso instrumento para la conversión de almas, particularmente aquellas que no tienen fe” . María habría expresado el deseo de que este sacramental se difundiera ampliamente para obtener gracias especiales para los alejados de Dios. En particular, prometió la gracia de morir en estado de gracia para quienes lo lleven con fe y oración . Así, la visión cimentó la misión de Sor Justina y el origen del escapulario como signo de la misericordia maternal de María hacia los pecadores.
Aprobación eclesial
Tras las apariciones, Sor Justina comunicó lo sucedido a sus superiores y a su confesor, el P. Jean-Marie Aladel. Inicialmente hubo reservas, pero finalmente las autoridades eclesiásticas reconocieron la validez de las experiencias y de la devoción. El Escapulario Verde no depende de ninguna confraternidad especial ni exige ceremonia de investidura: basta con que sea bendecido por un sacerdote y llevado con devoción .
La Iglesia católica autorizó oficialmente este sacramental. El Papa Pío IX aprobó su uso en 1863 y reafirmó su permiso en 1870, exhortando a que se elabore y distribuya . De hecho, el propio pontífice habría indicado a las religiosas: “escribid a esas buenas Hermanas que yo las autorizo para hacerlos y distribuirlos” . Asimismo, el arzobispo de París colaboró en su difusión; la tradición relata que Monseñor Sibour (y luego Monseñor Affre) recibió el escapulario y apoyó su propagación. Con el tiempo, la devoción al escapulario verde se generalizó entre los fieles y fue promovida por la familia vicenciana en Francia y otros países .
Uso devocional y prácticas asociadas
El uso devocional del escapulario verde es muy sencillo: tras su bendición sacerdotal, el fiel puede llevarlo colgado al cuello o sobre el corazón. La Virgen indicó que aquel que lo use con fe recibirá su auxilio especial, especialmente en el tránsito de la muerte . Para fortalecer la devoción se recomienda rezar diariamente la jaculatoria que lleva impresa: «Inmaculado Corazón de María, ruega por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte» . Esta oración puede repetirse varias veces al día como acto de confianza en la intercesión de María.
Además, la práctica más singular asociada a este escapulario es la de ofrecerlo secretamente a los alejados de la fe. Si un alma obstinada rechaza auxilio, se coloca el escapulario en su ropa, cama o en sus pertenencias, rezando por su conversión . Así actuaron las Hijas de la Caridad con varios enfermos incrédulos: el sacramental, unido a la oración, se ofrecía como signo de esperanza. No se exige ceremonia especial de imposición: basta la oración y la vestidura del escapulario para quien se quiere beneficiar . En resumen, las prácticas se centran en confiar en María, usar el objeto bendecido y orar con fe.
Simbolismo espiritual y promesas
El escapulario verde está cargado de simbolismo mariano. El color verde evoca la esperanza y la vida nueva en Cristo; la imagen de la Virgen con el Corazón puro subraya su amor maternal. La espada que atraviesa el Corazón simboliza los dolores de María y su compasión ante el sufrimiento humano . En conjunto, el sacramental invita a la confianza filial en el Inmaculado Corazón de María: pidiendo su auxilio en el momento crítico de la muerte, como ella misma enseñó a Santa Catalina Labouré con la Medalla Milagrosa, pero con énfasis en la conversión final.
La tradición atribuye al escapulario verde promesas espirituales muy concretas. Según las narraciones, la Virgen aseguró que protegería especialmente al moribundo que lo use con devoción y que bendeciría de modo particular a quienes difundan esta devoción . De hecho, las Hijas de la Caridad afirman que “Dios desea que el Escapulario Verde se convierta en emblema de la barrera más segura al asalto del malvado a las almas” y que “el diablo sabe que es impotente” ante quien lo porta . En la práctica popular se considera el escapulario verde un instrumento de misericordia: se cree que mueve a la conversión y a recibir la gracia del perdón en los últimos momentos.
Promesas y beneficios señalados:
- Auxilio especial de la Virgen a la hora de la muerte, garantizando la gracia del arrepentimiento .
- Conversión de pecadores y retorno a la fe de los alejados, mediante la intercesión de María .
- Protección espiritual frente a las tentaciones del mal (según la tradición vicenciana, quien lo lleva “confirma al malvado que son agentes de la Madre de Dios” y así el diablo “es impotente contra ellos” ).
- Bendición particular sobre quienes promueven esta devoción, logrando frutos de fe en otros .
Milagros y testimonios
La eficacia del escapulario verde se constata en numerosos testimonios transmitidos por la familia vicenciana y otros devotos. Desde el mismo siglo XIX se reportaron milagros de conversión y de sanación asociados a este sacramental . Por ejemplo, se narra que en 1859 el verdadero asesino del arzobispo Monseñor Affre —quien murió en las barricadas de París en 1848— fue encontrado moribundo, impenitente y burlándose de la confesión. Tras colocarle discretamente un escapulario verde en la cama y hacerle rezar la jaculatoria (sin que él lo viera), el hombre experimentó una profunda transformación. Pidió un sacerdote, confesó solemnemente: “fui yo quien mató a Monseñor Affre” , y recibió la absolución con verdadero arrepentimiento. Este caso, recogido por el P. Mott en su libro sobre los prodigios del escapulario, es emblemático de las gracias atribuidas a esta devoción.
Hay también relatos de sanaciones físicas. Entre ellos destaca el testimonio del P. Robert A. MacDonald, C.Ss.R. (misionero redentorista). En el siglo XX estaba gravemente enfermo con neumonía y los médicos le daban por perdido. Una hermana llegó con un escapulario verde, lo colocó en su cabeza y le animó a confiar en María. Al poco, el padre MacDonald relató que su salud mejoró milagrosamente . Casos así, junto con curaciones de enfermedades graves y conversiones de incrédulos, fueron documentados en la tercera parte de Le scapulaire vert et ses prodiges (El escapulario verde y sus prodigios) del P. Mott y en otros relatos de devotos.
En resumen, quienes han difundido esta devoción dan cuenta de “gracias especiales”, incluyendo verdaderos milagros, retornos a la fe y consuelo espiritual en situaciones extremas .
Relevancia en la piedad popular contemporánea
Aunque hoy el escapulario verde es menos conocido que otros, sigue vivo en la piedad popular, especialmente en círculos vinculados a las Hijas de la Caridad y a los laicos vicencianos. En varios países hispanos se promueve a través de catequesis, apostolados marianos y publicaciones espirituales. Quienes lo usan actualmente son motivados a comprometerse por la conversión de los alejados: por ejemplo, regalándolo a personas con fe débil o rezando especialmente por ellas. Las promesas de la Virgen, difundidas en devocionarios y folletos, animan a confiar en que el escapulario es un signo de esperanza último .
Desde el punto de vista teológico, se entiende el escapulario verde como un “sacramental”, es decir, un signo sensible de la gracia de Dios mediado por la Virgen. No es objeto de culto per se, pero su uso responde a la devoción al Corazón Inmaculado de María y a la petición de su intercesión por los difuntos y por la conversión de los pecadores. En 1927 el Papa Pío XI invitó a la familia carismática vicenciana a venerar el Corazón de María, aunque no se refirió específicamente al escapulario. Sin embargo, la recomendación pontificia sobre esa devoción mariana englobaba todo medio de consagración al Inmaculado Corazón.
En conclusión, el escapulario verde es hoy un símbolo de la ternura maternal de María hacia quienes dudan o se alejan de la fe. Como escriben las Hijas de la Caridad: el devoto que lo porta “confirma al malvado que son agentes de la Madre de Dios” y recibe la asistencia de la Virgen en los momentos decisivos . Más que una reliquia, es un recordatorio palpable de la invitación de María a la conversión y de su maternal promesa de cuidado al llegar el fin de la vida.
Cómo se puede tener acceso al escapulario verde?
O es sólo para las hijas de la caridad?