LECTURAS Y
REFLEXIÓN DE LA PALABRA DE DIOS DE TODOS LOS DÍAS

Día 3 Novena a Santa Luisa de Marillac
mayo 2

- ORACIÓN para todos los días
Padre Misericordioso, de infinita bondad,
que en la vida de Santa Luisa de Marillac nos has mostrado un ejemplo radiante de caridad y servicio, te pedimos que, inspirados por su devoción y fortaleza, podamos vivir con la misma entrega y amor hacia los más necesitados. Que su legado de compasión y acción continúe iluminando nuestros pasos en la búsqueda de la justicia y la paz, y que, al igual que ella, encontremos en cada acto de bondad una vía hacia la santidad. Concédenos la gracia de seguir su ejemplo, sirviendo a Ti en nuestros hermanos y hermanas con humildad y alegría, y que, a través de nuestras obras, se refleje en el mundo la luz de tu amor. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
- ORACIÓN de abandono
(Obras Completas, Marillac, pág. 673)
Te adoro, ¡oh mi buen Dios! y reconozco haber recibido de ti mi
conservación; y por el amor que te debo, me abandono enteramente a las disposiciones de tu Santa Voluntad; y aunque llena de flaquezas y de motivos de humillación por mis pecados, me confío a tu misericordia y te suplico, por el amor que tienes a tus criaturas, la asistencia de tu Espíritu Santo, para el total cumplimiento del designio que, desde toda la eternidad, ha tenido tu Santa Voluntad sobre mi alma y sobre todas las que han sido redimidas por la sangre de Jesucristo tu Único hijo.
Padre nuestro, Ave María y gloría.
DÍA 3
LA OBEDIENCIA Y EL ABANDONO A LA VOLUNTAD DIVINA
Signo: Un lazo blanco
1. Introducción:
La vida de Santa Luisa fue un constante acto de obediencia amorosa. Desde su juventud, luchó contra su voluntad propia para abandonarse a los designios de Dios. Hoy, al comenzar este día, atamos un lazo blanco como signo de pureza, obediencia y entrega total a la voluntad del Señor.
2. Texto Bíblico:
Lucas 1, 38
«Entonces María dijo: ‘He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.’ Y el ángel la dejó.»
3. Escrito de Santa Luisa de Marillac
«¿No es muy razonable que yo sea toda de Dios después de haber estado tanto tiempo en el mundo? […] Ayude, pues, a mi pobre alma, y con sus oraciones rompa estos lazos que me atan tan fuertemente a todo lo que no es Dios.»
(Carta al R.P. Hilarión Rebours, finales de diciembre de 1625, C.2)
4. Reflexión:
La obediencia cristiana no es un sometimiento ciego, sino una respuesta libre de amor. María, en el momento de la Anunciación, resume la actitud que Santa Luisa quiso imitar toda su vida: «Hágase en mí según tu palabra».
En la carta que hemos leído, Santa Luisa confiesa su deseo de ser «toda de Dios», pero también reconoce la dificultad de romper los «lazos» que la atan a lo mundano. Su lucha no es diferente a la nuestra: querer hacer la voluntad de Dios pero sentir la resistencia de nuestras propias pasiones, miedos o apegos.
La obediencia verdadera nace del amor, y es una fuente de libertad interior. Abandonarnos a la voluntad divina no significa resignación pasiva, sino aceptar con fe y amor el plan que Dios tiene para nosotros, incluso cuando no lo entendemos.
Hoy, el lazo blanco que llevamos representa nuestro propósito de unirnos a Dios con pureza de corazón, dejando de lado nuestros intereses para abrazar su voluntad.
Santa Luisa nos enseña que este proceso no es inmediato: requiere oración, paciencia, humildad y el apoyo de otros. No caminamos solos: la comunidad, los sacramentos, la Palabra de Dios son ayudas preciosas en esta aventura de obedecer por amor.
5. Preguntas para la reflexión:
- ¿Qué áreas de mi vida me cuesta más entregar a la voluntad de Dios?
- ¿Veo la obediencia como una carga o como un camino de libertad?
- ¿Pido ayuda espiritual para romper los lazos que me atan a lo mundano?
6. Oración
Señor,
Tú que nos invitas a seguirte con libertad y amor,
dame un corazón dócil a tu voluntad.
Como María y como Santa Luisa,
quiero decirte: «Hágase en mí según tu Palabra».
Rompe, con tu gracia, los lazos que me atan
y hazme verdaderamente libre para amarte y servirte.
Que mi vida sea un acto continuo de abandono confiado,
para que tu gloria se manifieste en mi pequeñez.
Santa Luisa de Marillac,
modelo de obediencia y de fe,
intercede por nosotros.
Amén.
- ORACIÓN al Espíritu Santo
(Obras completas, Marillac. pág. 827)
Espíritu Santo, Amor del Padre y del Hijo, ven a purificar y embellecer mi alma para que sea agradable a mi Salvador y que yo pueda recibirle para gloria suya y mi salvación. Con todo mi corazón te deseo ¡oh Pan de los Ángeles, no mires mi indignidad que me aleja de ti, sino tu Amor que tantas veces me ha invitado a acercarme. Te ruego que te des todo a mí, Oh Dios mío! y que tu preciosísimo Cuerpo, tu Alma santa y tu gloriosa Divinidad a quien adoro en este Santísimo Sacramento, tomen entera posesión de mi misma.
¡Oh dulce Jesús, oh buen Jesús, mi Dios y mi Todo! Ten piedad de todas las almas rescatadas con tu preciosísima Sangre, hiérelas fuertemente con un dardo de tu Amor para tornarlas agradecidas al Amor que te ha hecho darte a nosotros en este Santísimo Sacramento, por el cual te ofrezco la gloria que tienes desde toda la eternidad en ti mismo, todas las gracias de que has colmado a la Santísima Virgen y a los Santos y la gloria que ellos te tributarán eternamente por ese mismo Amor.
- ORACIÓN a la Santísima Virgen María
de Santa Luisa de Marillac
Santísima Virgen, creo y confieso tu Santa e Inmaculada Concepción, pura y sin mancha. ¡Purísima Virgen!, por tu pureza virginal, tu Inmaculada Concepción y tu gloriosa cualidad de Madre Dios, alcánzame de tu amado Hijo: la humildad, la caridad, una gran pureza de corazón, cuerpo y espíritu, la perseverancia en mi vocación, el don de oración, una santa vida y una buena muerte.
- GOZOS
Oh Santa Luisa, llena de bondad,
en tu alma resplandece la caridad.
Con tu vida nos enseñas a vivir,
sirviendo a los pobres, sin cesar de sonreír.
Tu corazón, puro y generoso,
se entregó a Cristo, fiel y amoroso.
En el servicio hallaste tu vocación,
uniendo en tu pecho fe y compasión.
2.
En el rostro del hermano sufriente,
te encontraste con Cristo presente.
Cada paso tuyo, marcado por amor,
fue un eco de esperanza, un reflejo del Señor.
La cruz, tu guía y tu inspiración,
te enseñó a abrazar la redención.
Con humildad y fortaleza interior,
fuiste luz en el camino del Salvador.
3.
Tu vida consagrada al servicio fiel,
se convirtió en un canto de gloria y de bien.
Con manos abiertas y corazón ardiente,
destejiste el egoísmo, hilando la gente.
Como una madre, diste todo por amor,
sembrando en los corazones un rayo de ardor.
A los más pobres, a los más necesitados,
les diste esperanza con gestos sagrados.
4.
En la Pascua de Cristo, tu fe resplandece,
como testigo de un amor que nunca perece.
Tú, Santa Luisa, caminaste en su luz,
hacia la vida eterna, hacia el cielo en cruz.
Que tu vida de servicio, llena de pasión,
nos inspire a vivir con toda devoción.
En cada acción y en cada oración,
sigamos tu huella con un mismo corazón