LECTURAS Y
REFLEXIÓN DE LA PALABRA DE DIOS DE TODOS LOS DÍAS

Día 5 Novena a Santa Luisa de Marillac
mayo 4

- ORACIÓN para todos los días
Padre Misericordioso, de infinita bondad,
que en la vida de Santa Luisa de Marillac nos has mostrado un ejemplo radiante de caridad y servicio, te pedimos que, inspirados por su devoción y fortaleza, podamos vivir con la misma entrega y amor hacia los más necesitados. Que su legado de compasión y acción continúe iluminando nuestros pasos en la búsqueda de la justicia y la paz, y que, al igual que ella, encontremos en cada acto de bondad una vía hacia la santidad. Concédenos la gracia de seguir su ejemplo, sirviendo a Ti en nuestros hermanos y hermanas con humildad y alegría, y que, a través de nuestras obras, se refleje en el mundo la luz de tu amor. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
- ORACIÓN de abandono
(Obras Completas, Marillac, pág. 673)
Te adoro, ¡oh mi buen Dios! y reconozco haber recibido de ti mi
conservación; y por el amor que te debo, me abandono enteramente a las disposiciones de tu Santa Voluntad; y aunque llena de flaquezas y de motivos de humillación por mis pecados, me confío a tu misericordia y te suplico, por el amor que tienes a tus criaturas, la asistencia de tu Espíritu Santo, para el total cumplimiento del designio que, desde toda la eternidad, ha tenido tu Santa Voluntad sobre mi alma y sobre todas las que han sido redimidas por la sangre de Jesucristo tu Único hijo.
Padre nuestro, Ave María y gloría.
DÍA 5
LA FRATERNIDAD Y LA CARIDAD ENTRE HERMANAS
Signo: Un corazón de papel
1. Introducción:
Una de las luchas más profundas que vivió Santa Luisa fue mantener la unidad, la caridad y la fraternidad entre las hermanas. En un mundo marcado por divisiones y rencores, ella nos enseña que la caridad fraterna no es opcional: es la medida del amor a Dios. Hoy el signo es un corazón de papel, símbolo de un corazón disponible para amar y perdonar.
2. Texto Bíblico:
Juan 13, 34-35
«Les doy un mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros. Así como yo los he amado, ámense también ustedes unos a otros. En esto conocerán todos que son mis discípulos: si se aman los unos a los otros.»
3. Escrito de Santa Luisa de Marillac:
«Deseo que tengan un corazón abierto la una para la otra, que no se las vea nunca separadas; que vayan juntas a las visitas que tengan que hacer en la ciudad, y que no tengan amistades particulares. No digo con esto que rechacen las visitas que algunas buenas mujeres tengan la caridad de hacerles. Una verdadera humildad lo arreglará todo. […]
Y ahora, ¡ánimo, mis buenas Hermanas! Espero que no habrán de despreciar mis pobres consejos, y siendo así, reconociendo cuán digno es Dios de ser amado y servido, avergüéncense de haberlo hecho tan mal desde que Él les ha concedido la gracia de llamarlas al estado en que se encuentran.»
(Carta a Sor Bárbara y Sor Luisa, Richelieu, 26 de octubre de 1639, C.15)
4. Reflexión:
Santa Luisa entendió que una comunidad dividida no puede testimoniar a Cristo. Por eso insistía tanto en la unidad, en el amor fraterno, en evitar las críticas y rivalidades. Tener el corazón abierto al otro es aceptar sus debilidades, perdonar sus errores, acompañar su camino.
Jesús nos dejó el mandamiento del amor como su testamento más precioso. No dijo «serán conocidos por su eficiencia» ni «por su sabiduría», sino «por el amor que se tengan».
En nuestras familias, comunidades y amistades, somos invitados a construir puentes, no muros. La verdadera fraternidad no es sentimentalismo: es un amor que perdona, sostiene, y busca siempre la unidad.
Hoy, el corazón de papel simboliza nuestra disposición a ser corazones abiertos, disponibles para amar como Cristo nos amó. Como Santa Luisa nos enseña: la humildad será el secreto para mantener la caridad en medio de nuestras diferencias.
5. Preguntas para la reflexión:
- ¿Cómo vivo la caridad en mi familia, comunidad o grupo?
- ¿Qué heridas o resentimientos necesito sanar para vivir la fraternidad?
- ¿Estoy dispuesto a ser constructor de unidad en mi entorno?
6. Oración
Señor Jesús,
Amor encarnado,
que nos diste el mandamiento nuevo del amor,
haz de mí un instrumento de tu paz.
Dame un corazón abierto, capaz de amar,
de perdonar, de construir unidad donde hay divisiones.
Que mi vida sea un testimonio de tu amor fraterno,
para que el mundo crea que Tú vives en medio de nosotros.
Santa Luisa de Marillac,
que amaste y cuidaste de tus hermanas en la Caridad,
enséñanos a vivir en el amor.
Amén.
- ORACIÓN al Espíritu Santo
(Obras completas, Marillac. pág. 827)
Espíritu Santo, Amor del Padre y del Hijo, ven a purificar y embellecer mi alma para que sea agradable a mi Salvador y que yo pueda recibirle para gloria suya y mi salvación. Con todo mi corazón te deseo ¡oh Pan de los Ángeles, no mires mi indignidad que me aleja de ti, sino tu Amor que tantas veces me ha invitado a acercarme. Te ruego que te des todo a mí, Oh Dios mío! y que tu preciosísimo Cuerpo, tu Alma santa y tu gloriosa Divinidad a quien adoro en este Santísimo Sacramento, tomen entera posesión de mi misma.
¡Oh dulce Jesús, oh buen Jesús, mi Dios y mi Todo! Ten piedad de todas las almas rescatadas con tu preciosísima Sangre, hiérelas fuertemente con un dardo de tu Amor para tornarlas agradecidas al Amor que te ha hecho darte a nosotros en este Santísimo Sacramento, por el cual te ofrezco la gloria que tienes desde toda la eternidad en ti mismo, todas las gracias de que has colmado a la Santísima Virgen y a los Santos y la gloria que ellos te tributarán eternamente por ese mismo Amor.
- ORACIÓN a la Santísima Virgen María
de Santa Luisa de Marillac
Santísima Virgen, creo y confieso tu Santa e Inmaculada Concepción, pura y sin mancha. ¡Purísima Virgen!, por tu pureza virginal, tu Inmaculada Concepción y tu gloriosa cualidad de Madre Dios, alcánzame de tu amado Hijo: la humildad, la caridad, una gran pureza de corazón, cuerpo y espíritu, la perseverancia en mi vocación, el don de oración, una santa vida y una buena muerte.
- GOZOS
Oh Santa Luisa, llena de bondad,
en tu alma resplandece la caridad.
Con tu vida nos enseñas a vivir,
sirviendo a los pobres, sin cesar de sonreír.
Tu corazón, puro y generoso,
se entregó a Cristo, fiel y amoroso.
En el servicio hallaste tu vocación,
uniendo en tu pecho fe y compasión.
2.
En el rostro del hermano sufriente,
te encontraste con Cristo presente.
Cada paso tuyo, marcado por amor,
fue un eco de esperanza, un reflejo del Señor.
La cruz, tu guía y tu inspiración,
te enseñó a abrazar la redención.
Con humildad y fortaleza interior,
fuiste luz en el camino del Salvador.
3.
Tu vida consagrada al servicio fiel,
se convirtió en un canto de gloria y de bien.
Con manos abiertas y corazón ardiente,
destejiste el egoísmo, hilando la gente.
Como una madre, diste todo por amor,
sembrando en los corazones un rayo de ardor.
A los más pobres, a los más necesitados,
les diste esperanza con gestos sagrados.
4.
En la Pascua de Cristo, tu fe resplandece,
como testigo de un amor que nunca perece.
Tú, Santa Luisa, caminaste en su luz,
hacia la vida eterna, hacia el cielo en cruz.
Que tu vida de servicio, llena de pasión,
nos inspire a vivir con toda devoción.
En cada acción y en cada oración,
sigamos tu huella con un mismo corazón