LECTURAS Y
REFLEXIÓN DE LA PALABRA DE DIOS DE TODOS LOS DÍAS

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Día 8 Novena a Santa Luisa de Marillac

mayo 7

  1. ORACIÓN para todos los días

Padre Misericordioso, de infinita bondad,
que en la vida de Santa Luisa de Marillac nos has mostrado un ejemplo radiante de caridad y servicio, te pedimos que, inspirados por su devoción y fortaleza, podamos vivir con la misma entrega y amor hacia los más necesitados. Que su legado de compasión y acción continúe iluminando nuestros pasos en la búsqueda de la justicia y la paz, y que, al igual que ella, encontremos en cada acto de bondad una vía hacia la santidad. Concédenos la gracia de seguir su ejemplo, sirviendo a Ti en nuestros hermanos y hermanas con humildad y alegría, y que, a través de nuestras obras, se refleje en el mundo la luz de tu amor. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

  • ORACIÓN de abandono

(Obras Completas, Marillac, pág. 673)

Te adoro, ¡oh mi buen Dios! y reconozco haber recibido de ti mi

conservación; y por el amor que te debo, me abandono enteramente a las disposiciones de tu Santa Voluntad; y aunque llena de flaquezas y de motivos de humillación por mis pecados, me confío a tu misericordia y te suplico, por el amor que tienes a tus criaturas, la asistencia de tu Espíritu Santo, para el total cumplimiento del designio que, desde toda la eternidad, ha tenido tu Santa Voluntad sobre mi alma y sobre todas las que han sido redimidas por la sangre de Jesucristo tu Único hijo.

Padre nuestro, Ave María y gloría.

DÍA 8
LA POBREZA EVANGÉLICA Y LA SENCILLEZ DE VIDA

Signo: Un trozo de pan

1. Introducción

Santa Luisa entendió que la pobreza no es solo falta de bienes, sino una forma de vivir con corazón sencillo, confiando totalmente en Dios. Hoy, el signo es un trozo de pan: lo esencial y suficiente para el alma que busca el Reino de Dios antes que cualquier riqueza terrenal.

2. Texto Bíblico:

Mateo 6, 19-24
«No acumulen tesoros en la tierra, donde la polilla y el óxido destruyen, y donde los ladrones perforan y roban. Acumulen más bien tesoros en el cielo. (…) Nadie puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o se dedicará al primero y despreciará al segundo. No pueden servir a Dios y al dinero.»

3. Escrito de Santa Luisa de Marillac:

_»El pesebre es el trono del reino de la santa pobreza; mucho he deseado ser admitida cabe él, ya que dicha pobreza es la virtud más amada por el Rey de los Pobres, como lo ha demostrado el hecho de que, a pesar de estar por toda la tierra, sólo le reconocen los que lo son en verdad y sencillez. Por eso, proclama su nacimiento por voces celestiales, para manifestar con ello que Dios mismo honra tal estado. Para participar de esa gracia, hay que corresponder sin demora a las santas inspiraciones, a imitación de los pastores.»​

4. Reflexión:

La pobreza evangélica no es solamente la renuncia a los bienes materiales, sino el vivir con un corazón libre, desapegado, sencillo. Jesús nos advierte que el apego al dinero divide el corazón y lo aleja de Dios.

Santa Luisa vivió esta enseñanza radicalmente. Ella veía en la pobreza no una desgracia, sino un honor: ser pobre como Jesús, quien eligió un pesebre por trono y no un palacio.

El Evangelio nos invita a acumular tesoros en el cielo: amor, misericordia, justicia. Solo el corazón pobre, que no está aferrado a las cosas, puede reconocer a Jesús pobre en medio de los pobres.

El trozo de pan que hoy contemplamos nos recuerda que el alma sencilla se contenta con lo esencial. La verdadera riqueza no está en lo que poseemos, sino en quién poseemos: Dios.

Santa Luisa nos enseña a vivir en la sencillez y el desapego, para ser verdaderamente libres para amar y servir.

5. Preguntas para la reflexión

  • ¿Qué cosas materiales me impiden ser plenamente libre para amar a Dios y al prójimo?
  • ¿Vivo con sencillez o estoy atrapado en el consumismo?
  • ¿Cómo puedo cultivar la pobreza evangélica en mi vida diaria?

6. Oración

Señor Jesús,
que naciste en pobreza y viviste en sencillez,
libera mi corazón de todo apego inútil.

Que, como Santa Luisa,
mi única riqueza seas Tú,
y encuentre en tu amor la plenitud de mi vida.

Dame hambre de lo eterno
y sed de justicia,
para que, desapegado de todo,
te siga con un corazón alegre y libre.

Santa Luisa de Marillac,
modelo de pobreza evangélica,
enséñanos a vivir en la sencillez.
Amén.

  • ORACIÓN al Espíritu Santo

(Obras completas, Marillac. pág. 827)

Espíritu Santo, Amor del Padre y del Hijo, ven a purificar y embellecer mi alma para que sea agradable a mi Salvador y que yo pueda recibirle para gloria suya y mi salvación. Con todo mi corazón te deseo ¡oh Pan de los Ángeles, no mires mi indignidad que me aleja de ti, sino tu Amor que tantas veces me ha invitado a acercarme. Te ruego que te des todo a mí, Oh Dios mío! y que tu preciosísimo Cuerpo, tu Alma santa y tu gloriosa Divinidad a quien adoro en este Santísimo Sacramento, tomen entera posesión de mi misma.

¡Oh dulce Jesús, oh buen Jesús, mi Dios y mi Todo! Ten piedad de todas las almas rescatadas con tu preciosísima Sangre, hiérelas fuertemente con un dardo de tu Amor para tornarlas agradecidas al Amor que te ha hecho darte a nosotros en este Santísimo Sacramento, por el cual te ofrezco la gloria que tienes desde toda la eternidad en ti mismo, todas las gracias de que has colmado a la Santísima Virgen y a los Santos y la gloria que ellos te tributarán eternamente por ese mismo Amor.

  • ORACIÓN a la Santísima Virgen María

de Santa Luisa de Marillac

Santísima Virgen, creo y confieso tu Santa e Inmaculada Concepción, pura y sin mancha. ¡Purísima Virgen!, por tu pureza virginal, tu Inmaculada Concepción y tu gloriosa cualidad de Madre Dios, alcánzame de tu amado Hijo: la humildad, la caridad, una gran pureza de corazón, cuerpo y espíritu, la perseverancia en mi vocación, el don de oración, una santa vida y una buena muerte.

  • GOZOS

Oh Santa Luisa, llena de bondad,
en tu alma resplandece la caridad.
Con tu vida nos enseñas a vivir,
sirviendo a los pobres, sin cesar de sonreír.
Tu corazón, puro y generoso,
se entregó a Cristo, fiel y amoroso.
En el servicio hallaste tu vocación,
uniendo en tu pecho fe y compasión.

2.
En el rostro del hermano sufriente,
te encontraste con Cristo presente.
Cada paso tuyo, marcado por amor,
fue un eco de esperanza, un reflejo del Señor.
La cruz, tu guía y tu inspiración,
te enseñó a abrazar la redención.
Con humildad y fortaleza interior,
fuiste luz en el camino del Salvador.

3.
Tu vida consagrada al servicio fiel,
se convirtió en un canto de gloria y de bien.
Con manos abiertas y corazón ardiente,
destejiste el egoísmo, hilando la gente.
Como una madre, diste todo por amor,
sembrando en los corazones un rayo de ardor.
A los más pobres, a los más necesitados,
les diste esperanza con gestos sagrados.

4.
En la Pascua de Cristo, tu fe resplandece,
como testigo de un amor que nunca perece.
Tú, Santa Luisa, caminaste en su luz,
hacia la vida eterna, hacia el cielo en cruz.
Que tu vida de servicio, llena de pasión,
nos inspire a vivir con toda devoción.
En cada acción y en cada oración,
sigamos tu huella con un mismo corazón

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