LECTURAS Y
REFLEXIÓN DE LA PALABRA DE DIOS DE TODOS LOS DÍAS

Día 9 Novena a Santa Luisa de Marillac
mayo 8

- ORACIÓN para todos los días
Padre Misericordioso, de infinita bondad,
que en la vida de Santa Luisa de Marillac nos has mostrado un ejemplo radiante de caridad y servicio, te pedimos que, inspirados por su devoción y fortaleza, podamos vivir con la misma entrega y amor hacia los más necesitados. Que su legado de compasión y acción continúe iluminando nuestros pasos en la búsqueda de la justicia y la paz, y que, al igual que ella, encontremos en cada acto de bondad una vía hacia la santidad. Concédenos la gracia de seguir su ejemplo, sirviendo a Ti en nuestros hermanos y hermanas con humildad y alegría, y que, a través de nuestras obras, se refleje en el mundo la luz de tu amor. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
- ORACIÓN de abandono
(Obras Completas, Marillac, pág. 673)
Te adoro, ¡oh mi buen Dios! y reconozco haber recibido de ti mi
conservación; y por el amor que te debo, me abandono enteramente a las disposiciones de tu Santa Voluntad; y aunque llena de flaquezas y de motivos de humillación por mis pecados, me confío a tu misericordia y te suplico, por el amor que tienes a tus criaturas, la asistencia de tu Espíritu Santo, para el total cumplimiento del designio que, desde toda la eternidad, ha tenido tu Santa Voluntad sobre mi alma y sobre todas las que han sido redimidas por la sangre de Jesucristo tu Único hijo.
Padre nuestro, Ave María y gloría.
DÍA 9
LA MISIÓN Y EL ENVÍO: SER LUZ PARA EL MUNDO
Signo: Una lámpara o farolito
1. Introducción:
Santa Luisa no se encerró en su oración ni en su comunidad: fue enviada al mundo para ser luz en medio de la oscuridad, llevando el amor de Dios a los pobres y olvidados. Hoy, levantamos una lámpara o farolito como signo de nuestra misión de iluminar el mundo con el fuego del Evangelio.
2. Texto Bíblico:
Mateo 5, 14-16
«Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo de un recipiente, sino que se la pone sobre el candelero para que alumbre a todos los que están en la casa. Brille así la luz de ustedes delante de los hombres, para que vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está en el cielo.»
3. Escrito de Santa Luisa de Marillac:
«Estamos próximos al fin del año y mis deseos, si Dios me da vida para empezar el otro, son de hacerlo como es debido para su servicio. Pido a su caridad que me dé algunos consejos para ello: los pobres se contentan con poco, pero yo lo estimaré como mucho al venirme de la mano de Dios. (…) Mucho puede hacer usted por usted mismo y por el prójimo. Aunque muy indigna, no dejaré de ofrecer a Dios mis pobres oraciones por esta intención.»
4. Reflexión:
Jesús nos confía una misión clara: ser luz en medio del mundo. No podemos esconder la fe bajo el miedo o la comodidad; estamos llamados a iluminar con nuestras obras y palabras.
Santa Luisa entendió que su vocación no era recluirse, sino salir al encuentro de los pobres, enseñar con su vida y encender otros corazones en el amor de Cristo. Sus deseos de «servir como es debido» no eran solo aspiraciones personales, sino un impulso misionero profundo.
La lámpara que hoy encendemos simboliza nuestra misión cristiana. Cada obra de amor, cada palabra de esperanza, cada acto de caridad, es una chispa que alumbra la oscuridad de este mundo.
No estamos llamados a ser estrellas solitarias, sino comunidades luminosas que reflejan la gloria de Dios.
5. Preguntas para la reflexión
- ¿Cómo puedo ser luz para los que me rodean en mi vida cotidiana?
- ¿Oculto mi fe o la dejo brillar libremente?
- ¿De qué maneras concretas me siento enviado por Cristo al mundo?
6. Oración
Señor Jesús,
Luz verdadera que ilumina a todo hombre,
enciende en mi corazón la llama de tu amor.
Haz de mí un faro que irradie esperanza,
caridad y fe en medio de las tinieblas de este mundo.
Que, como Santa Luisa,
no me guarde para mí mismo el don recibido,
sino que lo comparta con generosidad.
Que mi vida sea una luz humilde y firme,
para que otros, viendo mis obras, glorifiquen tu Nombre.
Santa Luisa de Marillac,
misionera del amor de Cristo,
ayúdanos a ser luz en el mundo.
Amén.
- ORACIÓN al Espíritu Santo
(Obras completas, Marillac. pág. 827)
Espíritu Santo, Amor del Padre y del Hijo, ven a purificar y embellecer mi alma para que sea agradable a mi Salvador y que yo pueda recibirle para gloria suya y mi salvación. Con todo mi corazón te deseo ¡oh Pan de los Ángeles, no mires mi indignidad que me aleja de ti, sino tu Amor que tantas veces me ha invitado a acercarme. Te ruego que te des todo a mí, Oh Dios mío! y que tu preciosísimo Cuerpo, tu Alma santa y tu gloriosa Divinidad a quien adoro en este Santísimo Sacramento, tomen entera posesión de mi misma.
¡Oh dulce Jesús, oh buen Jesús, mi Dios y mi Todo! Ten piedad de todas las almas rescatadas con tu preciosísima Sangre, hiérelas fuertemente con un dardo de tu Amor para tornarlas agradecidas al Amor que te ha hecho darte a nosotros en este Santísimo Sacramento, por el cual te ofrezco la gloria que tienes desde toda la eternidad en ti mismo, todas las gracias de que has colmado a la Santísima Virgen y a los Santos y la gloria que ellos te tributarán eternamente por ese mismo Amor.
- ORACIÓN a la Santísima Virgen María
de Santa Luisa de Marillac
Santísima Virgen, creo y confieso tu Santa e Inmaculada Concepción, pura y sin mancha. ¡Purísima Virgen!, por tu pureza virginal, tu Inmaculada Concepción y tu gloriosa cualidad de Madre Dios, alcánzame de tu amado Hijo: la humildad, la caridad, una gran pureza de corazón, cuerpo y espíritu, la perseverancia en mi vocación, el don de oración, una santa vida y una buena muerte.
- GOZOS
Oh Santa Luisa, llena de bondad,
en tu alma resplandece la caridad.
Con tu vida nos enseñas a vivir,
sirviendo a los pobres, sin cesar de sonreír.
Tu corazón, puro y generoso,
se entregó a Cristo, fiel y amoroso.
En el servicio hallaste tu vocación,
uniendo en tu pecho fe y compasión.
2.
En el rostro del hermano sufriente,
te encontraste con Cristo presente.
Cada paso tuyo, marcado por amor,
fue un eco de esperanza, un reflejo del Señor.
La cruz, tu guía y tu inspiración,
te enseñó a abrazar la redención.
Con humildad y fortaleza interior,
fuiste luz en el camino del Salvador.
3.
Tu vida consagrada al servicio fiel,
se convirtió en un canto de gloria y de bien.
Con manos abiertas y corazón ardiente,
destejiste el egoísmo, hilando la gente.
Como una madre, diste todo por amor,
sembrando en los corazones un rayo de ardor.
A los más pobres, a los más necesitados,
les diste esperanza con gestos sagrados.
4.
En la Pascua de Cristo, tu fe resplandece,
como testigo de un amor que nunca perece.
Tú, Santa Luisa, caminaste en su luz,
hacia la vida eterna, hacia el cielo en cruz.
Que tu vida de servicio, llena de pasión,
nos inspire a vivir con toda devoción.
En cada acción y en cada oración,
sigamos tu huella con un mismo corazón