LECTURAS Y
REFLEXIÓN DE LA PALABRA DE DIOS DE TODOS LOS DÍAS

Lectio Divina – Domingo del Tiempo Ordinario
julio 27

📘 1. Lectura – ¿Qué dice el texto?
Jesús, después de orar, enseña a sus discípulos cómo dirigirse al Padre: con confianza, sencillez y perseverancia. Les da la oración del «Padre nuestro» como modelo. Luego, a través de una parábola sobre la insistencia de un amigo que pide pan a medianoche, y de ejemplos paternos, Jesús reafirma que Dios escucha siempre al que pide, busca y llama. Él es un Padre bueno que da, sobre todo, el Espíritu Santo a quien se lo solicita.
En la Primera Lectura, Abrahán intercede insistentemente ante Dios por Sodoma. En un diálogo audaz y respetuoso, va rebajando el número de justos requeridos para evitar la destrucción, hasta llegar a diez. Dios responde con paciencia y muestra su misericordia.
La Segunda Lectura recuerda que, por el bautismo, hemos muerto y resucitado con Cristo. En la cruz, Jesús anuló la condena que pesaba sobre nosotros a causa del pecado.
El Salmo 137 expresa gratitud y confianza en un Dios que escucha la oración y no abandona la obra de sus manos, incluso en medio de peligros y pruebas.
🧠 2. Meditación – ¿Qué me dice el texto?
Esta liturgia me habla del corazón del Padre. Un Dios que no es distante ni vengativo, sino que se deja conmover por la súplica insistente de Abrahán, y que se presenta en labios de Jesús como Padre generoso y cercano. Me invita a rezar con confianza, sabiendo que Dios escucha, aunque no siempre responda como yo espero.
Jesús no solo nos enseña qué orar, sino cómo orar: con insistencia, con audacia, con fe. El modelo de Abrahán me reta: ¿intercedo por los demás? ¿Me importan los inocentes, los que sufren, las ciudades perdidas?
San Pablo me recuerda que ya no vivo bajo condena. El pecado ha sido derrotado en la cruz. ¿Vivo con la libertad de un redimido? ¿O sigo cargando culpas que Cristo ya clavó?
🙏 3. Oración – ¿Qué le digo a Dios?
Padre bueno,
enséñame a orar como tu Hijo oró,
con corazón confiado, con palabras sencillas,
con perseverancia en la noche del alma.
Que no me canse de pedir,
de buscar tu rostro,
de llamar a tus puertas de misericordia.
Gracias porque escuchas mi voz,
aunque a veces tu silencio me inquiete.
Dame la fe de Abrahán,
el coraje de insistir,
la humildad de confiar
en tu voluntad perfecta y tu Espíritu Santo.
Amén.
🕯️ 4. Contemplación – ¿Cómo interiorizo el mensaje?
Imagina a Jesús en oración, en silencio, lleno de paz. Sus discípulos lo observan con asombro, deseando esa misma conexión. Escucha su voz cuando te dice: “Cuando ores, di: Padre…”. Siéntate a su lado como un niño junto a su papá. Visualiza también a Abrahán, de pie ante Dios, rogando con respeto y valentía. Dios no lo interrumpe. Lo escucha. Ahora eres tú quien está frente al Señor. ¿Qué necesitas pedirle? ¿A quién debes presentar ante Él?
🌅 5. Acción – ¿A qué me compromete el texto?
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Esta semana dedicaré un tiempo diario a rezar con el Padre nuestro, lentamente, meditando cada palabra.
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Me comprometo a orar con insistencia por alguien que sufre, como Abrahán oró por Sodoma.
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Buscaré fortalecer mi relación con Dios como un hijo que confía, no como un esclavo que teme.
✨ Conclusión
La liturgia de hoy nos revela a un Dios que escucha y se deja tocar por la intercesión del justo. El rostro de Dios que Jesús nos presenta no es el de un juez implacable, sino el de un Padre misericordioso que se conmueve ante la oración perseverante. Abrahán y Jesús nos muestran dos caminos de relación con Dios: la intercesión y la confianza filial. El Salmo canta a este Dios fiel y el Apóstol Pablo nos recuerda que somos hombres y mujeres nuevos por la cruz. En medio de nuestras luchas, se nos da una certeza:
Dios no abandona la obra de sus manos.