LECTURAS Y
REFLEXIÓN DE LA PALABRA DE DIOS DE TODOS LOS DÍAS

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Lectio Divina – Domingo del Tiempo Ordinario

agosto 10

📘 1. Lectura – ¿Qué dice el texto?

Primera Lectura (Sabiduría 18,6-9):
El autor recuerda la noche de la liberación de Egipto como una promesa cumplida por Dios, donde los justos fueron salvados y los enemigos castigados. Esta experiencia fortaleció la fe de los israelitas, quienes, unidos en la esperanza, ofrecían sacrificios y mantenían la comunión de bienes y peligros.

Salmo 32:
Este salmo es un canto de confianza en el Señor. Reconoce su fidelidad con quienes lo temen y esperan en Él. El pueblo que Dios se ha escogido como heredad es dichoso porque tiene al Señor como escudo y salvador, incluso en tiempos de muerte o hambre.

Segunda Lectura (Hebreos 11,1-2.8-19):
Se nos presenta una profunda reflexión sobre la fe. Abrahán, Sara y los patriarcas son ejemplos de una fe que actúa y espera, aún sin ver el cumplimiento de las promesas. Esperaban una patria celestial y confiaban en que Dios podía incluso resucitar a los muertos.

Evangelio (Lucas 12,32-48):
Jesús anima a sus discípulos a vivir confiados, porque el Padre les ha regalado el Reino. Los invita a vivir con el corazón puesto en el cielo, en actitud de vigilancia y servicio. Les advierte sobre el riesgo de la negligencia y del abuso del poder. Finalmente, enseña que la responsabilidad aumenta con el conocimiento y los dones recibidos.


🧠 2. Meditación – ¿Qué me dice el texto?

Este domingo, la Palabra me invita a una fe vigilante y confiada. Me recuerda que no estoy solo: Dios me ha hecho parte de su pueblo, me ha dado promesas, y me pide fidelidad en la espera.
Como Abrahán, quizá no veo hoy todas las respuestas, pero se me llama a caminar con fe, a confiar en que Dios tiene preparado algo mucho más grande de lo que alcanzo a imaginar.

La vigilancia que propone Jesús no es miedo ni ansiedad: es amor activo, servicio fiel, una vida coherente con el Evangelio. Me pregunto:

  • ¿En qué o en quién tengo puesto mi corazón?

  • ¿Estoy viviendo como si el Reino ya me hubiese sido dado?

  • ¿Soy un siervo fiel en lo que se me ha confiado, en mi familia, mi trabajo, mi comunidad?


🙏 3. Oración – ¿Qué le digo a Dios?

Señor, Dios de las promesas y de la fidelidad,
hoy quiero ser como Abrahán, que caminó contigo sin ver, pero confiando.
Ayúdame a tener el corazón en el cielo, sin apegarme a lo que pasa.
Enséñame a vivir velando, no por temor, sino por amor,
sirviendo a quienes me has confiado, esperando tu regreso con gozo.
Hazme un discípulo fiel, prudente y generoso.
Amén.


🕯️ 4. Contemplación – ¿Cómo interiorizo el mensaje?

Cierro los ojos y me imagino como un siervo en casa, con la lámpara encendida, esperando a su Señor. Hay silencio, pero el corazón está despierto. Escucho pasos, alguien llama a la puerta, y corro a abrir. Es el Señor, que me abraza y me dice: “Ven, siervo fiel, siéntate a la mesa, quiero servirte”.
Siento paz. Siento que vale la pena vivir velando, amando y esperando.


🌅 5. Acción – ¿A qué me compromete el texto?

Esta semana:

  • Haré una revisión honesta de las responsabilidades que Dios me ha confiado (familia, trabajo, comunidad).

  • Me comprometo a cumplirlas con más fidelidad y amor.

  • Compartiré algo mío con alguien necesitado, recordando que donde está mi tesoro, allí está mi corazón.


Conclusión

La liturgia de hoy nos sitúa en el corazón de la espiritualidad bíblica: la esperanza activa. La Sabiduría exalta la memoria de una liberación vivida con fe y unidad. El Salmo canta la alegría de ser pueblo del Señor, sostenido por su misericordia. Hebreos nos ofrece un retrato profundo de la fe: no es solo creer, sino caminar confiados, aunque no veamos el cumplimiento.
Y Jesús, en el Evangelio, nos recuerda que el Reino ya está dado, pero espera de nosotros una vigilancia amorosa, una fidelidad humilde y una administración generosa. Somos siervos que esperan, pero también herederos del Reino.
Vivamos, entonces, como hijos que aguardan al Padre, sabiendo que, cuando Él vuelva, no vendrá a juzgarnos con dureza, sino a servirnos con amor, si nos encuentra fieles en la espera.

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