🕊️ 1. Introducción teológica

El pasaje del Buen Samaritano es uno de los más emblemáticos y universales del Evangelio. No solo muestra el corazón del mensaje cristiano —el amor a Dios y al prójimo— sino que redefine radicalmente lo que significa «prójimo». Jesús, con una parábola provocadora, invierte las categorías sociales y religiosas, señalando que la verdadera fe se encarna en la compasión activa y concreta.

📖 2. Exégesis versículo a versículo

Lucas 10,25-29:
Un maestro de la Ley se acerca a Jesús «para ponerlo a prueba». Su pregunta: «¿Qué debo hacer para heredar la vida eterna?», es fundamental, pero su motivación no es la búsqueda sincera, sino el deseo de poner en evidencia a Jesús. Jesús le responde con otra pregunta, remitiéndolo a la Escritura: «¿Qué lees en ella?». El interlocutor recita el Shemá (Dt 6,5) unido al mandamiento del amor al prójimo (Lv 19,18). Jesús aprueba su respuesta: “Haz esto y vivirás”, indicando que la salvación está en un amor activo.

Lucas 10,29:
El maestro, buscando justificarse, lanza la segunda pregunta clave: “¿Y quién es mi prójimo?”. En el contexto judío, el “prójimo” era el miembro del pueblo, no un extranjero ni un enemigo. Aquí se revela la intención de Jesús: ampliar radicalmente el concepto.

Lucas 10,30-35:
La parábola. Un hombre es asaltado en el camino de Jerusalén a Jericó —una ruta peligrosa y escarpada. Aparecen tres personajes:

• El sacerdote y el levita representan la religiosidad ritualista. Ambos “ven” al herido, pero “pasan de largo”. Su conducta sugiere temor a la impureza ritual, insensibilidad o simple indiferencia.

• El samaritano, considerado enemigo por los judíos, actúa movido por la compasión: ve, se acerca, cura, transporta, cuida y paga por el herido. Son siete acciones, que revelan un amor pleno, generoso y eficaz.

Lucas 10,36-37:
Jesús invierte la pregunta: “¿Quién fue prójimo del hombre herido?” No se trata de preguntar quién merece mi ayuda, sino de hacerse prójimo del necesitado. El maestro de la Ley, forzado a reconocer la verdad, no pronuncia “samaritano”, sino dice: “el que tuvo compasión”. Jesús concluye: “Anda y haz tú lo mismo”. La parábola se convierte en una llamada al discipulado activo, a una fe que se manifiesta en el amor concreto.

🧠 3. Claves teológicas

• La vida eterna no se alcanza con teorías, sino con amor vivido.

• La ley del amor supera barreras étnicas, religiosas y sociales.

• Jesús redefine el concepto de prójimo como aquel a quien yo me acerco, no solo quien está cerca de mí.

• La compasión es la respuesta más profunda y auténtica de quien ha conocido a Dios.

• La misericordia concreta tiene prioridad sobre el culto vacío o el temor religioso.

🙏 4. Aplicación pastoral

Este evangelio interpela a nuestras comunidades cristianas hoy: ¿a cuántas personas heridas —física, emocional o espiritualmente— pasamos de largo por comodidad, prejuicio o indiferencia? Jesús no nos pide solo que tengamos sentimientos buenos, sino que actuemos: que veamos, que nos acerquemos, que cuidemos.

Ser “Buen Samaritano” en el siglo XXI puede significar acompañar a una persona sola, denunciar estructuras injustas, o simplemente detenernos para escuchar con atención. ¿Estamos dispuestos a dejarnos incomodar por la necesidad del otro?

🙏 5. Oración final

Señor Jesús,
Tú que nos enseñaste a amar con hechos y no solo con palabras,
haznos capaces de detenernos ante el dolor del prójimo,
de dejar de lado nuestras justificaciones y miedos,
y de actuar con misericordia, como el Buen Samaritano.

Danos un corazón sensible y compasivo,
que no discrimine, que no se cierre,
que no pase de largo ante la miseria humana.
Haznos prójimos de todos, especialmente de los más abandonados.
Amén.