BREVÍSIMO CONTEXTO HISTÓRICO-ECLESIAL DE LAS CONFERENCIAS GENERALES DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO Y DEL CARIBE.

Por: DANIEL TURRIAGO ROJAS

INTRODUCCIÓN:

Desde la época colonial las iglesias latinoamericanas se reúnen en juntas, sínodos y concilios con el fin de tratar temas relacionados con la evangelización, los indígenas, la relación entre los dos cleros, secular y regular, asuntos vinculados con la disciplina eclesiástica, catecismos, sacramentos y el trato entre eclesiásticos y autoridades civiles.

Entre 1550 Y 1630, con el fin de llevar a cabo las disposiciones emanadas del concilio de Trento, 1545-1563, se llevan a cabo varios concilios provinciales en Lima, Méjico, Santafé de Bogotá y Santo Domingo. Todas estas reuniones se enmarcan dentro del contexto del Patronato Regio.

En el concilio Vaticano I, 1869-1870, participan obispos latinoamericanos 50 de 792, que aunque no sobresalen por sus propuestas son de gran apoyo para la definición de la infalibilidad Pontificia. Este concilio se celebra dentro de un contexto de combate y condenación de la Iglesia a la modernidad, considerada error por los pontífices del siglo XIX, entre ellos Pío IX, 1846- 1878, con su encíclica Quanta Cura y el Syllabus. Son épocas de enfrentamiento Iglesia-Estado.

En 1899, León XIII, 1878-1903, convoca en Roma el concilio Plenario Latinoamericano, con el fin de reconciliar al catolicismo con la nueva cultura y las masas populares, aunque la Iglesia continúa con el ataque frontal al liberalismo, el protestantismo, la masonería y el socialismo. Se condena los errores de la modernidad, bajo el lema «no se puede dialogar con el error».

Los 53 obispos reunidos un 9 de julio, buscan: la mayor gloria de Dios, la defensa y propagación de la fe católica, el aumento de la religión y la piedad, la salvación de las almas, el decoro y la disciplina del clero, la defensa del orden episcopal. Se trabaja con preocupación el tema de la secularización de la escuela, aunque no hay propuestas acerca del catolicismo social.

En este concilio plenario, el episcopado latinoamericano empieza a tomar conciencia de su colegialidad, permitiendo el nacimiento de las conferencias episcopales nacionales y del Consejo Episcopal Latinoamericano.

RÍO DE JANEIRO
Entre el 25 de julio y el 4 de agosto de 1955, se reúne en Río de Janeiro, la primera conferencia del Episcopado Latinoamericano, con el objeto de estudiar el problema religioso de América Latina, el auge del protestantismo y los movimientos anticatólicos, como el espiritismo y la masonería. La conferencia analiza la realidad latinoamericana, catalogando a América Latina, como la región de los altos índices de natalidad, desnutrición y analfabetismo y el continente que recibe la migración europea como consecuencia de la segunda guerra mundial.

No hay alusión a las dictaduras de la época, como Nicaragua (Somoza), Cuba (Batista), Colombia (Rojas Pinilla), Venezuela (Guzmán Blanco), Paraguay (Strossner) y Argentina (Perón). Bajo la orientación de la Carta Apostólica Ad Ecclesian Christi de Pío XII, los obispos afirman que el principal problema del catolicismo latinoamericano es la insuficiencia del clero, por ello es necesario organizar las fuerzas católicas contra sus enemigos, el liberalismo, el protestantismo y el socialismo.

Los obispos reunidos en conferencia general crean el CELAM, 1958, como órgano de contacto y colaboración entre las conferencias episcopales de América Latina. Paralelamente y debido al proceso de romanización de las iglesias católicas latinoamericanas, se constituye la Comisión Pontificia para América Latina, CAL, que tiene como objeto la conexión entre las iglesias particulares y la Santa Sede. Nos encontramos históricamente en un contexto mundial de guerra fría, y América Latina en pleno proceso de industrialización iniciará el proceso de transformación de una sociedad rural y sacra, a una sociedad urbana, secularizante y de pluralismo religioso.

MEDELLÍN

A los tres años de terminado el concilio Vaticano II ,1962-1965, se reúnen en Medellín seiscientos obispos latinoamericanos, entre el 26 de agosto y el 6 de septiembre de 1968, bajo el lema «la Iglesia en la actual transformación a la luz del Concilio». El documento de trabajo de la conferencia fue elaborado por el CELAM, con correcciones y ampliaciones indicadas por las conferencias episcopales nacionales y la Santa Sede.

En este documento la Iglesia toma conciencia de la situación social latinoamericana, analiza la relación entre fe y justicia, el pecado social, la liberación de los pobres y denunciando proféticamente la injusticia y la violencia institucionalizada. La conferencia de Medellín motiva e impulsa la teología de la liberación, la acción pastoral en los nuevos contextos y el análisis de la religiosidad popular. Época de gran preocupación por lo social.

La reflexión teológica transforma la noción de desarrollo, como progreso de los pueblos, por el de liberación. Sectores de cristianos, laicos, religiosos y sacerdotes combaten la propuesta desarrollista de la Cepal y las ideas reformistas de los social-cristianos. Se adopta el método de análisis marxista de la realidad y algunos sectores de la Iglesia se suman a los movimientos guerrilleros y de liberación.

Grupos de cristianos, sacerdotes y religiosos, contestatarios, crean movimientos, como cristianos para el socialismo y sacerdotes para América latina. Por medio de la revolución, se busca acabar con la dependencia política, económica, cultural y se propone la implementación del sistema socialista que se considera más de acuerdo con los valores del Reino de Dios.

Nos encontramos en pleno contexto de guerra fría, en donde, el mundo se encuentra divido en dos bloques geopolíticos, el liberalismo capitalista y el socialismo marxista, esto motivará el surgimiento de movimientos guerrilleros y de liberación en el ámbito global, que propugnarán por la implementación de uno u otro modelo.

PUEBLA

El 28 de enero de 1979, se inaugura la tercera Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Puebla, bajo el lema «la evangelización en el presente y el futuro de América latina», precedida por Juan Pablo II, y motivada por sus antecesores Pablo VI y Juan Pablo I.

En esta conferencia participa el martirizado Arzobispo de San Salvador Oscar Arnulfo Romero. La situación socioeconómica de América latina continúa caracterizándose por la pobreza y la violencia. Continúan los movimientos de Liberación en la América Central, como, el Frente Farabundo Martí, en el Salvador y el Frente Sandinista de Liberación Nacional, en Nicaragua. La Iglesia Latinoamericana opta preferencialmente por los pobres y los jóvenes.

Buscando la comunión y participación, muchos sacerdotes, religiosas y religiosos se insertan en las poblaciones marginadas haciendo suyas la suerte de los pobres. En América Latina para combatir los movimientos guerrilleros y de liberación, surge la ideología de la seguridad nacional que conduce a la violación de los derechos humanos.

Inter eclesialmente la Iglesia se divide en: un sector tradicional, que considera que la misión de la Iglesia es solamente religiosa. Un sector reformista, que, bajo la orientación de una teología de los signos de los tiempos y los documentos sociales de la Iglesia, propone un rechazo a la injusticia y la violencia en América Latina y un sector radical, que considera que el deber de todo cristiano es hacer la revolución que lleve al socialismo.

La Iglesia representada en las jerarquías y orientada por el secretario general del CELAM, monseñor Alfonso López Trujillo, combate a la Iglesia que renace del pueblo y a la teología de la liberación, por ello, sectores de teólogos, sacerdotes, religiosos y laicos, avisando un proceso de involución en la Iglesia organizarán una conferencia paralela a la oficial. Esta opción evangelizadora por los pobres lleva a muchos hombres y mujeres de Iglesia, en América Latina, al martirio.

SANTO DOMINGO

En consonancia con el Quinto Centenario de la Evangelización en América, se celebra en Santo Domingo, el 12 de octubre de 1992, la cuarta Conferencia del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, bajo el lema «Nueva Evangelización, promoción humana y cultura cristiana. Jesucristo ayer, hoy y siempre».

El documento preparatorio fue elaborado en la Santa Sede, trayendo por ello dificultades en el inicio de la conferencia, situación que es solucionada al ser reelaborado dicho documento. Se señala a la Conferencia de manipulación romana, de involución con relación a Medellín y Puebla. De haber escogido el V centenario, que algunos sectores de la Iglesia consideran como un signo de destrucción y muerte. Otros critican la estadía de los obispos en los hoteles más lujosos de Santo Domingo.

Esta conferencia se desarrolla en el contexto mundial de culminación de la guerra fría, caída del socialismo real y reafirmación del neoliberalismo. La teología de la liberación se encuentra en crisis, ha sido criticada y censurada por el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el cardenal Ratzinger, futuro Benedicto XVI.

La Iglesia institucional inicia un proceso de involución. En América Latina los obispos son escogidos de los sectores más reaccionarios a la Teología de la liberación. Los teólogos exponentes de la liberación son censurados y callados. Se apoyan movimientos eclesiales con visiones espiritualistas e integristas, relacionadas con el poder, como el Opus Dei, los Legionarios de Cristo y el Soladicio de Vida Cristiana.

América Latina se enmarca en una época de cambios económicos, de endeudamiento externo, culminación de las dictaduras militares, crisis del socialismo real y aumento de la pobreza. La Iglesia deja de ser actor social y político. Aunque en América Latina la Iglesia ha optado por los pobres; los pobres optan por los movimientos cristianos no católicos. Se reafirma el narcotráfico con su secuela de corrupción, terrorismo y muerte. El dinero del narcotráfico también toca a la Iglesia.

APARECIDA

Al aproximarse los 10 años de la celebración de la conferencia de Santo Domingo, 2001, la asamblea ordinaria del CELAM solicita a Juan Pablo II, la celebración de una nueva conferencia en la ciudad Roma. En él 2005, se presenta a Benedicto XVI, el tema de la V conferencia, con el lema “Discípulos y misioneros de Jesucristo para que nuestros pueblos en él tengan vida». Se opta por sede de la conferencia la ciudad de Aparecida en Brasil, en donde se propone como decálogo “La vocación al discipulado misionero es con-vocación a la comunión en la Iglesia. La Iglesia no crece por proselitismo, sino por la atracción de la fuerza del amor. La comunión es misionera y la misión es para la comunión. Los laicos y laicas son personas de la Iglesia en el corazón del mundo en el corazón de la Iglesia. Muchas veces, los que salen de nuestra Iglesia para grupos no católicos, buscan responder aspiraciones que no han encontrado en la Iglesia. En donde se establece el diálogo ecuménico, disminuye el proselitismo. La opción preferencial por los pobres está implícita en la fe cristológica. La mentalidad machista ignora la novedad del cristianismo, que reconoce y proclama la igual dignidad y responsabilidad de la mujer en relación con el hombre. La Iglesia está convocada a ser abogada de la justicia y defensora de los pobres. A más del continente de la esperanza, América Latina debe ser el continente del amor”

América Latina se encuentra en la encrucijada de construir su historia entre el neo liberalismo que según sus teóricos, “afirman, que solo existen los derechos civiles y políticos como obligatorios para el Estado, ya que los otros derechos son regulados por la libre competencia e iniciativa privada… donde el Estado como mal necesario debe lograr la seguridad, la libertad individual y la propiedad que lleve a los derechos de segunda generación que permitan alcanzar la felicidad.”

El neo socialismo populista, como es el caso de Chávez en Venezuela, Morales en Bolivia, Ortega en Nicaragua, Zelaya en Honduras y Correa en Ecuador. Este neopopulismo se caracteriza por: “El acceso al poder por medio del voto popular con un líder carismático y personalista. Este líder al llegar al poder golpea de forma sistemática las instituciones que no se repliegan a su voluntad; medios de comunicación, sindicatos, sectores empresariales e iglesias.

Convoca a una Asamblea Constituyente que tiene como fin organizar una Constitución que le asegure su reelección por tiempo indefinido. Mantiene en apariencia una actitud nacionalista y antiimperialista. Crea al interior del país un régimen autocrático. Interviene en otros países apoyando grupos o movimientos afines a su ideología. Crítica y rechaza a los organismos internacionales que no se repliegan a su voluntad. Maneja el presupuesto del Estado con una actitud paternalista. Controla la actividad económica del país, aunque continúa el empobrecimiento de la población. Crea cuerpos civiles de choque con el fin de atemorizar a aquellos que se manifiestan en contra suya. Aumenta los fueros del Ejército dándole poder político, económico y armándolo con última tecnología.”

La Iglesia latinoamericana es guiada por tendencias fundamentalistas y espiritualistas que llevan a una práctica religiosa individualista e intimista, que no lleva a una fe contextualizada que tenga en cuenta los signos de los tiempos, pero en, donde “el rostro propio de la Iglesia en América Latina y el Caribe está siendo configurado por la nueva conciencia eclesial, inaugurado por el concilio Vaticano II y que se expresa en nuestro continente por el concilio Vaticano II y que se expresa en nuestro continente: en las ricas expresiones y prácticas del catolicismo popular, en las pequeñas comunidades eclesiales de base, un nuevo modo de ser Iglesia; en la evangélica opción por los pobres, como camino de construcción de un mundo justo y solidario, en donde quepan todos; en el amor, hasta el extremo de dar la propia vida, tal como lo testimonia el profetismo de nuestra constelación de mártires” Hoy nos debemos preguntar ¿Qué debemos hacer como cristianos en América Latina?, ¿para ser Discípulos y misioneros de Jesucristo?

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