PRESENTACIÓN

Con mucha alegría quiero presentar a la familia Vicentina y a la Iglesia en general, esta oportunidad de meditar a lo largo de nueve días en la persona de San José, esposo de la Santísima Madre y padre adoptivo de Nuestro Señor Jesucristo.

A lo largo de estos nueve días escucharemos a San Vicente y a Santa Luisa de Marillac que nos permitirán ir descubriendo los distintos rostros de San José, padre y protector de los pobres.

Esperamos que sea del agrado de todos aquellos que durante esta novena podrán acercase a Dios a través de la oración y de su Palabra.

P. Andrés Felipe Rojas Saavedra, CM
Párroco Santo Cristo de Guaranda
www.corazondepaul.org

Pueden descargarla en pdf en el siguiente enlace:

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Padre amoroso que en tu divina providencia dispusiste de un padre para tu Hijo Jesús, te rogamos que a través de la meditación de la Palabra de Dios y la contemplación de la vida y obra de San José, podamos descubrir la grandeza del amor que se manifiesta en la familia, iglesia doméstica.

Te Pedimos Padre misericordioso, que a ejemplo de San José podamos crecer en el servicio de Nuestro Señor en la persona de los pobres, los vulnerables y los marginados, que asi como san José fue custodio de la Sagrada Familia, nosotros podamos responder con solicitud paternal a los desafíos del mundo de hoy.

Queremos Señor, que nuestro trabajo edifique tu Reino, para construir día tras día a ejemplo de San José un hogar donde habite la paz y reine la justicia. Te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor.

Padrenuestro.
Gloria.

ORACIÓN A SAN JOSÉ

San José, Padre de Jesús, Esposo de María, Patriarca y Protector de la Santa Iglesia, a quien el Padre Eterno confió el cuidado de gobernar, regir y defender en la tierra la Sagrada Familia; Ayúdanos a comunicar a otros la alegría de ser servidores de la Palabra, como lo fuiste tú, que impulsado siempre por el Espíritu Santo te dejaste guiar por los caminos que Dios trazó para ti, aceptando obedientemente su santa voluntad.

Enséñanos a postergar nuestro propios intereses y sueños, para servir con dedicación y entrega a quienes más lo necesitan, para que nadie se prive de la ternura y la caricia de Dios en sus vidas, que a través de nosotros también comprendan y aprendan la paternidad de nuestro Padre celestial que siempre da cosas buenas a sus hijos que le piden con fe.
San José…. Ruega por Nosotros (tres veces)

GOZOS

Tomado de la Liturgia de las Horas (puede emplearse un canto o una antífona propia de san José como respuesta)

Cante tu gloria célica armonía,
tú que compartes con la siempre pura
la misteriosa genealogía
de la Escritura.

Esposo virgen de la Virgen Madre,
en quien Dios mismo declinó su oficio;
réplica humilde del eterno Padre,
padre nutricio.

Último anillo de las profecías,
¡oh patriarca de la nueva alianza!,
entre tus brazos se acuño el Mesías,
nuestra esperanza.

Guarda a la Iglesia de quien fue figura
la inmaculada y maternal María;
guárdala intacta, firme y con ternura
de eucaristía.

Gloria a Dios Padre que tu amor descuida,
gloria a Dios Hijo que te fue confiado,
gloria al Espíritu que alentó tu vida
para el Amado. Amén.

PRIMER DÍA
San José protector de los pobres

En el Evangelio que vamos a escuchar aprendemos que Jesús era de una familia pobre, vivían en medio de la austeridad y la sencillez, José siempre fue capaz de proveer a su familia de lo necesario, sin duda también demostró con su testimonio que lo más importante no son los bienes materiales sino el calor del hogar.

Lectura del Texto Bíblico: San Mateo 8, 19-23

Y un escriba se acercó y le dijo: «Maestro, te seguiré adondequiera que vayas.» Jesús le dice: «Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.» Otro de los discípulos le dijo: «Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre.» Jesús le dice: «Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos.» Subió a la barca y sus discípulos le siguieron.

Reflexión de los escritos de San Vicente:

Fijaos un poco en cuál fue el espíritu de Jesucristo. Él no era rico, como se ve cuando les dice a los que quieren seguirle: «Los pájaros tienen nidos y las zorras sus cubiles, pero yo no tengo una piedra donde descansar mi cabeza». Sabemos que, mientras vivió con san José y la santísima Virgen, se ganó la vida con el trabajo de sus manos y que, desde que empezó a predicar, vivió de las limosnas que le hacían la Magdalena y otras piadosas mujeres que le seguían y cuidaban de él y de sus apóstoles. Pues bien, hermanas mías, de aquí podéis deducir que, si la riqueza hubiese sido un medio necesario para la salvación, nuestro Señor no hubiese vivido en la pobreza, y deducir que el espíritu del mundo, que busca y ambiciona las riquezas, lleva a la condenación. (IX A 399)

SEGUNDO DÍA
San José protector de los migrantes

San José es aquel que sabe arriesgar su propia vida para salvar la de los demás, fue un padre entregado al cuidado de su familia, sin importar cual fuera las condiciones en que se encontraba siempre estaría dispuesta a ponerse en camino para cumplir la voluntad de Dios.

Lectura del Texto Bíblico: San Mateo 2, 13-15

El Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto; y estate allí hasta que yo te diga. Porque Herodes va a buscar al niño para matarle.»
Él se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se retiró a Egipto; y estuvo allí hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliera el oráculo del Señor por medio del profeta: De Egipto llamé a mi hijo.

Reflexión del Papa Francisco (Patris Corde):

El Evangelio no da ninguna información sobre el tiempo en que María, José y el Niño permanecieron en Egipto. Sin embargo, lo que es cierto es que habrán tenido necesidad de comer, de encontrar una casa, un trabajo. No hace falta mucha imaginación para llenar el silencio del Evangelio a este respecto. La Sagrada Familia tuvo que afrontar problemas concretos como todas las demás familias, como muchos de nuestros hermanos y hermanas migrantes que incluso hoy arriesgan sus vidas forzadas por las adversidades y el hambre. A este respecto, creo que san José sea realmente un santo patrono especial para todos aquellos que tienen que dejar su tierra a causa de la guerra, el odio, la persecución y la miseria.

Al final de cada relato en el que José es el protagonista, el Evangelio señala que él se levantó, tomó al Niño y a su madre e hizo lo que Dios le había mandado (cf. Mt 1,24; 2,14.21). De hecho, Jesús y María, su madre, son el tesoro más preciado de nuestra fe.

TERCER DÍA
San José protector de la infancia

En el Evangelio solo vemos a José actuando en los momentos de la infancia de Jesús, él descubrió en su pequeño Hijo la ternura Dios. El amor trasmitido por San José a Jesús está también reflejado en los discursos de Nuestro Señor, que constantemente comparaba la relación con Dios con la de los niños pequeños con sus padres.

Lectura del Texto Bíblico: San Mateo 1, 18-21

La generación de Jesucristo fue de esta manera: Su madre, María, estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo. Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto. Así lo tenía planeado, cuando el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.»

Reflexión del Papa Francisco (Patris Corde):

José no es un hombre que se resigna pasivamente. Es un protagonista valiente y fuerte. La acogida es un modo por el que se manifiesta en nuestra vida el don de la fortaleza que nos viene del Espíritu Santo. Sólo el Señor puede darnos la fuerza para acoger la vida tal como es, para hacer sitio incluso a esa parte contradictoria, inesperada y decepcionante de la existencia.

Como Dios dijo a nuestro santo: «José, hijo de David, no temas» (Mt 1,20), parece repetirnos también a nosotros: “¡No tengan miedo!”. Tenemos que dejar de lado nuestra ira y decepción, y hacer espacio —sin ninguna resignación mundana y con una fortaleza llena de esperanza— a lo que no hemos elegido, pero está allí. Acoger la vida de esta manera nos introduce en un significado oculto. La vida de cada uno de nosotros puede comenzar de nuevo milagrosamente, si encontramos la valentía para vivirla según lo que nos dice el Evangelio.

CUARTO DÍA
San José protector de los obreros.

El Papa Pio XII en 1955 estableció la memoria de San José Obrero, resaltando el humilde trabajo del carpintero de Nazareth, Jesús aprende junto a su padre adoptivo el arduo trabajo con el que se consigue el pan de cada día, la mirada atenta a la vida de San José ilumina también las realidades más humanas de nuestro tiempo, donde hoy muchos siguen reclamando una justa recompensa por el trabajo realizado.

Lectura del Texto Bíblico: San Mateo 13, 54-58

Viniendo a su patria, les enseñaba en su sinagoga, de tal manera que decían maravillados: «¿De dónde le viene a éste esa sabiduría y esos milagros? ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? Y sus hermanas, ¿no están todas entre nosotros? Entonces, ¿de dónde le viene todo esto?» Y se escandalizaban a causa de él. Mas Jesús les dijo: «Un profeta sólo en su patria y en su casa carece de prestigio.» Y no hizo allí muchos milagros, a causa de su falta de fe.

Reflexión de los escritos de San Vicente:

Es menester que las recién llegadas honren la infancia de nuestro Señor y respeten a las antiguas, como llamadas por Dios antes que ellas a su servicio y al servicio del prójimo, tener con ellas mucha deferencia y recibid humildemente sus advertencias. El Hijo de Dios. aunque más sabio en todas las cosas que san José y la Virgen, y aunque se le debía todo honor, no dejaba sin embargo de estar sujeto a ellos y de servir en la casa en los oficios más bajos, y se dice de él que crecía en edad y sabiduría. Hijas mías, este ejemplo tiene que ser un poderoso motivo para haceros mansas, humildes y sumisas, y para no murmurar cuando alguna hermana os avise de algún defecto. (IX A PÁG. 220)

QUINTO DÍA
San José protector de las madres

De San José se dice que era un hombre Justo, que estando comprometido con María, salvaguardó y cuido de ella hasta en los peores panoramas, el amor entre estos esposos superaba cualquier dificultad, su amor no era egoísta, era donativo, paso de contemplarse a sí mismos para dedicar su vida al Hijo que fue puesto en sus manos para demostrar que en el calor de un hogar se gestan las verdaderas transformaciones del mundo.

Lectura del Texto Bíblico: San Lucas 2, 4 -7

Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia de David, para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta. Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento.

Reflexión de los escritos de San Vicente:

Es preciso reconocer que debe haber algo grande en esta virtud de la obediencia, ya que nuestro Señor la amó tanto desde su nacimiento hasta su muerte, puesto que hizo todas las acciones de su vida por obediencia. Obedeció a Dios su Padre, que quiso que se hiciera hombre; obedeció a su madre y a san José, su padre putativo, y a todos los elevados en dignidad, fueran buenos o malos, de forma que todas las acciones de su vida no fueron más que un tejido de obediencia. Empezó su vida de ese modo obedeciendo hasta la muerte, incluso muerte de cruz; y por causa de eso su Padre lo consideró mucho, lo ensalzó y elevó. (XI B pág. 689)

SEXTO DÍA
San José protector de la familia

San José es encontrado con María y Jesús en un humilde pesebre, no vemos a San José desconectado o indiferente, sino inmerso en esa realidad que enternece y asombra también a los pastores, su misión ha sido la de ser custodio, implica saber estar y compartir siempre de manera especial cuando necesitan de una voz que los llene de esperanza y confianza.

Lectura del Texto Bíblico: San Lucas 2, 15-18

Y sucedió que cuando los ángeles, dejándoles, se fueron al cielo, los pastores se decían unos a otros: «Vayamos, pues, hasta Belén y veamos lo que ha sucedido y el Señor nos ha manifestado.» Y fueron a toda prisa, y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, dieron a conocer lo que les habían dicho acerca de aquel niño; y todos los que lo oyeron se maravillaban de lo que los pastores les decían.

Reflexión del Papa Francisco (Patris Corde):

En cada circunstancia de su vida, José supo pronunciar su “fiat”, como María en la Anunciación y Jesús en Getsemaní.
José, en su papel de cabeza de familia, enseñó a Jesús a ser sumiso a sus padres, según el mandamiento de Dios (cf. Ex 20,12).
En la vida oculta de Nazaret, bajo la guía de José, Jesús aprendió a hacer la voluntad del Padre. Dicha voluntad se transformó en su alimento diario (cf. Jn 4,34). Incluso en el momento más difícil de su vida, que fue en Getsemaní, prefirió hacer la voluntad del Padre y no la suya propia y se hizo «obediente hasta la muerte […] de cruz» (Flp 2,8). Por ello, el autor de la Carta a los hebreos concluye que Jesús «aprendió sufriendo a obedecer» (5,8).
Todos estos acontecimientos muestran que José «ha sido llamado por Dios para servir directamente a la persona y a la misión de Jesús mediante el ejercicio de su paternidad; de este modo él coopera en la plenitud de los tiempos en el gran misterio de la redención y es verdaderamente “ministro de la salvación”».

SÉPTIMO DÍA
San José protector de los jóvenes

San José entiende lo difícil que se torna la misión de ser papá cuando los hijos pretenden seguir sus propios caminos, en el relato de Jesús perdido entre los doctores del templo, vemos a un José sereno, que logra comprender que solo con la ternura y el amor se pueden transformar los corazones.

Lectura del Texto Bíblico: San Lucas 2, 42-49

Cuando tuvo doce años, subieron ellos como de costumbre a la fiesta
y, al volverse, pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo sus padres. Pero creyendo que estaría en la caravana, hicieron un día de camino, y le buscaban entre los parientes y conocidos; pero al no encontrarle, se volvieron a Jerusalén en su busca. Y sucedió que, al cabo de tres días, le encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros, escuchándoles y preguntándoles; todos los que le oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas. Cuando le vieron, quedaron sorprendidos, y su madre le dijo: «Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando.» El les dijo: «Y ¿por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?»

Reflexión de los escritos de Santa Luisa de Marillac:

Para seguridad suya, mi querida Hermana, sepa que está usted honrando el estado del Hijo de Dios cuando, al salir del templo donde estaba trabajando por la gloria de su Padre, siguió a la Santísima Virgen y a San José para obedecerles y por ese medio cumplir la voluntad de Dios durante tantos años en un oficio tan abyecto como el de trabajar en la carpintería, El que había venido a la tierra para realizar la salvación de todos los hombres. No sabe usted, querida Hermana, por qué la Providencia la tiene ahí, dejándola oculta en su Hijo, pero trabajando sin brillo y sin ruido en el servicio de los Pobres, lo que es cumplir el designio de la divina Providencia con gran seguridad. (Marillac, pág. 636)

OCTAVO DÍA
San José Protector de la vida

San José es maestro en la defensa de la vida, no solo salvaguardó la vida de su esposa, sino que en todo momento expuso la suya para proteger la de su Hijo Jesús, esa paternidad que es puesta a prueba pero que hace brotar el amor genuino nos enseña que como cristianos debemos anteponer nuestros propios intereses para seguir los sueños de Dios.

Lectura del Texto Bíblico: San Mateo 16, 24-26

Entonces dijo Jesús a sus discípulos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.
Porque quien quiera salvar su vida, la perderá, pero quien pierda su vida por mí, la encontrará. Pues ¿de qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? O ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida?

Reflexión de San Juan Pablo II (Redemptoris Custos):

¡Cuántas enseñanzas se derivan de todo esto para la familia! Porque «la esencia y el cometido de la familia son definidos en última instancia por el amor» y «la familia recibe la misión de custodiar, revelar y comunicar el amor, como reflejo vivo y participación real del amor de Dios por la humanidad y del amor de Cristo Señor por la Iglesia su esposa»; es en la sagrada Familia, en esta originaria «iglesia doméstica», donde todas las familias cristianas deben mirarse.
San José ha sido llamado por Dios para servir directamente a la persona y a la misión de Jesús mediante el ejercicio de su paternidad; de este modo él coopera en la plenitud de los tiempos en el gran misterio de la redención y es verdaderamente «ministro de la salvación». Su paternidad se ha expresado concretamente «al haber hecho de su vida un servicio, un sacrificio, al misterio de la encarnación y a la misión redentora que está unida a él; al haber hecho uso de la autoridad legal, que le correspondía sobre la Sagrada Familia, para hacerle don total de sí, de su vida y de su trabajo; al haber convertido su vocación humana al amor doméstico con la oblación sobrehumana de sí, de su corazón y de toda capacidad, en el amor puesto al servicio del Mesías, que crece en su casa».

NOVENO DÍA
San José protector de la Iglesia

La Iglesia tiene por patrono y custodio a San José, quién más que san José puede cuidar del cuerpo místico de Cristo, si cuido de su cabeza durante su vida terrena, en José descubrimos la misión que tenemos de ser custodios de la fe, protegiendo los principios de nuestra religión en un mundo cada vez más indiferente.

Lectura del Texto Bíblico: San Mateo 2, 19-23

Muerto Herodes, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José en Egipto y le dijo: «Levántate, toma contigo al niño y a su madre, y ponte en camino de la tierra de Israel; pues ya han muerto los que buscaban la vida del niño.» Él se levantó, tomó consigo al niño y a su madre, y entró en tierra de Israel. Pero al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí; y avisado en sueños, se retiró a la región de Galilea, y fue a vivir en una ciudad llamada Nazaret; para que se cumpliese el oráculo de los profetas: Será llamado Nazareno.

Reflexión de San Juan Pablo II (Redemptoris Custos):

¿Cuáles son los motivos para tal confianza? León XIII los expone así: «Las razones por las que el bienaventurado José debe ser considerado especial Patrono de la Iglesia, y por las que a su vez, la Iglesia espera muchísimo de su tutela y patrocinio, nacen principalmente del hecho de que él es el esposo de María y padre putativo de Jesús. José, en su momento, fue el custodio legítimo y natural, cabeza y defensor de la Sagrada Familia. Es, por tanto, conveniente y sumamente digno del bienaventurado José que, lo mismo que entonces solía tutelar santamente en todo momento a la familia de Nazaret, así proteja ahora y defienda con su celeste patrocinio a la Iglesia de Cristo» Este patrocinio debe ser invocado y todavía es necesario a la Iglesia no sólo como defensa contra los peligros que surgen, sino también y sobre todo como aliento en su renovado empeño de evangelización en el mundo y de reevangelización en aquellos «países y naciones, en los que —como he escrito en la Exhortación Apostólica Post-Sinodal Christifideles laici— la religión y la vida cristiana fueron florecientes y» que «están ahora sometidos a dura prueba».

ORACIONES FINALES
Propuestas por el Papa Francisco

Oración 1:
“Glorioso patriarca san José, cuyo poder saber hacer posibles las cosas imposibles, ven en mi ayuda en estos momentos de angustia y dificultad. Toma bajo tu protección las situaciones tan graves y difíciles que te confío, para que tengan una buena solución. Mi amado Padre, toda mi confianza está puesta en ti. Que no se diga que te haya invocado en vano y, como puedes hacer todo con Jesús y María, muéstrame que tu bondad es tan grande como tu poder. Amén”.

Oración 2:
“Salve, custodio del Redentor y esposo de la Virgen María. A ti Dios confió a su Hijo, en ti María depositó su confianza, contigo Cristo se forjó como hombre. Oh, bienaventurado José, muéstrate padre también a nosotros y guíanos en el camino de la vida. Concédenos gracia, misericordia y valentía, y defiéndenos de todo mal. Amén”.

OTRAS ORACIONES

Letanías

Señor, ten misericordia de nosotros
Cristo, ten misericordia de nosotros.
Señor, ten misericordia de nosotros.
Cristo óyenos.
Cristo escúchanos.
Dios Padre celestial, ten misericordia de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo, ten misericordia de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten misericordia de nosotros.
Santa Trinidad, un solo Dios, ten misericordia de nosotros.
Santa María, ruega por nosotros.
San José, ruega por nosotros.
Ilustre descendiente de David, ruega por nosotros.
Luz de los Patriarcas, ruega por nosotros.
Esposo de la Madre de Dios, ruega por nosotros.
Casto guardián de la Virgen, ruega por nosotros.
Padre nutricio del Hijo de Dios, ruega por nosotros.
Celoso defensor de Cristo, ruega por nosotros.
Jefe de la Sagrada Familia, ruega por nosotros.
José, justísimo, ruega por nosotros.
José, castísimo, ruega por nosotros.
José, prudentísimo, ruega por nosotros.
José, valentísimo, ruega por nosotros.
José, fidelísimo, ruega por nosotros.
Espejo de paciencia, ruega por nosotros.
Amante de la pobreza, ruega por nosotros.
Modelo de trabajadores, ruega por nosotros.
Gloria de la vida doméstica, ruega por nosotros.
Custodio de Vírgenes, ruega por nosotros.
Sostén de las familias, ruega por nosotros.
Consuelo de los desgraciados, ruega por nosotros.
Esperanza de los enfermos, ruega por nosotros.
Patrón de los moribundos, ruega por nosotros.
Terror de los demonios, ruega por nosotros.
Protector de la Santa Iglesia, ruega por nosotros.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo:
perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo:
escúchanos, Señor,
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo:
ten misericordia de nosotros.
V.- Le estableció señor de su casa.
R.- Y jefe de toda su hacienda.

Oremos: Oh Dios, que en tu inefable providencia, te dignaste elegir a San José por Esposo de tu Santísima Madre: concédenos, te rogamos, que merezcamos tener por intercesor en el cielo al que veneramos como protector en la tierra. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén

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Por P. Andrés Felipe Rojas, CM

Sacerdote Misionero de la Congregación de la Misión, Provincia de Colombia. Fundador y Director de Corazón de Paúl. Escritor de artículos de teología para varias paginas web, entre ellas Religión Digital. Autor de varias novenas y guiones litúrgicos. Actualmente párroco del Santo Cristo de Guaranda (Sucre)

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