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PRESENTACIÓN

“Una mujer vestida de sol, con la luna como pedestal” (Ap. 12, 1). Los escritos joánicos nos presentan a la Virgen María con el título de mujer, que en la teología del cuarto Evangelio hace una referencia mucho más profunda, la identidad de la mujer no es solo una referencia personal sino comunitaria, mujer es: Iglesia, comunidad, pueblo.

En la Medalla Milagrosa vemos a María pero también a la Iglesia, que ayer como hoy sigue siendo perseguida, maltratada y herida en sus más pequeños miembros. La Virgen, en 1830, se presenta como mediadora de gracias en una Francia convulsionada política y socialmente, en medio de la persecución y el odio contra la Iglesia, y años después que valientes Hijas de la Caridad y Misioneros Vicentinos dieran testimonio de su fe con el martirio (1790).

Ella se presenta radiante, en un momento histórico de restauración, cuando las comunidades religiosas en Francia empezaban a salir de los escondites, algo parecido a la realidad eclesial que narra el libro del Apocalipsis, cuando nuevamente una mujer vestida de sol aparece triunfante en medio de las persecuciones del imperio romano. La Mujer del Apocalipsis y la Mujer de la Medalla Milagrosa, es la misma. En María se revela el misterio de la Iglesia llamada a “parir” a Jesús en medio de los conflictos del mundo, de esta pandemia que nos azota y entre esas dolorosas decepciones humanas que, en vez de apagar la fuerza del Evangelio, la encienden con la llama de la caridad, ardiente y luminosa. La Iglesia, como auténtica Madre, debe engendrar hijos para Dios en medio de los hombres y las mujeres de todos los rincones del mundo.

P. Andrés Felipe Rojas Saavedra, CM
Misionero Vicentino
www.corazondepaul.org

CORRECCIÓN:

Padre Carlos Arley Cardona S., CM
(Director Hijas de la Caridad- Provincia de Cali)

APROBACIÓN:

Padre Diego Luis Vásquez Marín, CM
(Superior Provincial- Provincia de Colombia)

CONTENIDO:

Peticiones de perdón: Daniel Sierra
Acciones de gracias: Seminarista Juan David Cardona
Peticiones: Seminarista Oscar Fabián Betancourt

Reflexiones: Padre Marlio Nasayó Liévano, CM (Día 4 y 5) y
Padre Andrés Felipe Rojas, CM

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Padre de misericordia, que en tu Hijo Jesucristo nos has enseñado el amor a la humanidad, a todos nuestros hermanos, haz que avancemos juntos hacia tu Reino y nos veamos liberados de las ataduras y las esclavitudes del pecado. Concédenos la gracia de caminar siempre por los senderos de la caridad y del amor, ayudados por la fuerza del Espíritu Santo que movió a tantos discípulos a entregar la vida por el Evangelio. Que podamos algún día ser piedras vivas en la Iglesia misionera y universal.

Te pedimos que, a través de la meditación de tu Palabra y orando con fe esta novena, podamos abrir nuestro corazón a la gracia de la conversión; y quienes portamos la Medalla Milagrosa, seamos verdaderos discípulos y testigos de Cristo Resucitado para superar las contrariedades del mundo y llevar a otros la esperanza y la paz. Amén.

Padre Nuestro…
Gloria…

ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA

¡Madre de nuestro Pueblo! La dulzura de tu mirada nos acompañe en esta novena que dirigimos en tu honor bajo la advocación de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa. Que todos podamos redescubrir la alegría de ser hijos de Dios.

Queremos recibir de tus manos prodigiosas esos rayos de misericordia infinita que tú derramas sobre nosotros; ser nuevos y verdaderos discípulos capaces de comunicar a otros el mensaje liberador de Nuestro Señor Jesucristo. Ayúdanos a encarnar el Reino de Dios para hacerlo vida en medio de nuestra comunidad y de nuestra familia. Tú has asimilado con amor la Misión del Padre y nosotros queremos salir contigo al encuentro de los pobres y de los que sufren; queremos ser para los demás, rostro de madre que ama, cuida, contempla y enseña. Amén

– Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Ti.  Dios te salve María…

GOZOS

Respuesta: puede ser el estribillo de una canción o la jaculatoria (Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que acudimos a Ti)

Madre Milagrosa, de ternura y compasión,
vas caminando con tu pueblo
que a ti clama en la aflicción.
Conducidos por tu manto,
y con el amor de tu corazón,
llevas a tus hijos a buscar la salvación.

En mil ochocientos treinta,
a una humilde novicia,
la Virgen Santa se apareció.
Eran vísperas de San Vicente
cuando la Madre dejó su trono
y en la capilla del Bac se presentó.

Siendo la media noche
un Ángel se apareció,
para darle un anuncio
de parte de la Madre de Dios.
Las luces se iban prendiendo,
las puertas se iban abriendo,
y al llegar a la capilla la hermana ansiosa la esperó.

La voz del cielo anunciaba:
“¡la Madre ya llegó!”.
Y la sede sacerdotal
con humildad Ella ocupó.
La hermana Catalina
sus manos colocó
en las piernas de la Madre
y misión le encomendó.

En una mañana de noviembre
el sentido no lo captó,
pero un corazón atento
nuevamente a la Madre observó.
Las insignias de la Medalla que Catalina vio,
se han convertido en fuente
de milagro y de amor.

“Haz acuñar una Medalla”
la Virgen le pidió,
para ser portada por los fieles
con mucha devoción.
Madre Santa, tu gran
Medalla es emblema de tu amor,
hoy nosotros la portamos
en señal de filiación.

Sea por Jesús, sea por María,
sea por el ejemplo de los Santos que nos guían.
Y que por la Medalla Milagrosa
alcancemos la gracia de convertir
nuestros dolores en alegrías.

PRIMER DÍA
La Virgen y la Iglesia que defiende la Vida

 Frase: “Con María defensores de la Vida en medio de la cultura de la muerte” (Cada día se recomienda colocar la frase correspondiente en un lugar visible).

 Signo: La imagen de la Virgen María, el rostro de varios niños y ancianos, una fuente de agua y varios corazones con el nombre de los participantes. 

Comentario inicial: Queridos hermanos y hermanas, nos congregamos con mucha alegría para iniciar este primer día de la Novena a nuestra Madre, bajo la advocación de la Virgen Milagrosa. Que en este día que se nos invita a abrir nuestros corazones al cuidado de la vida, podamos poner nuestra propia existencia en manos de Dios que transforma las oscuridades en luz.

Llamados a pedir perdón: (puede ser orada por varias personas y luego de cada intervención un estribillo o una respuesta adecuada)

• Te pedimos perdón Señor, porque nos ha faltado diligencia y audacia para defender la vida ante la cultura de muerte que predomina en nuestro mundo.

• Te pedimos perdón Señor, por las veces en las que no hemos reconocido que tu gracia y tu poder también se manifiestan en los humildes y pequeños que confían en Ti.

• Te pedimos perdón Señor, por la falta de coherencia de algunos consagrados que no han respetado la inocencia de la vida, y por ende, han manchado el honor y la dignidad de la Iglesia.

 Lectura del Texto Bíblico: Lucas 1, 39-45

“En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!»

Palabra del Señor. Gloria a Ti, Señor Jesús.

Llamados a dar gracias: (puede ser proclamada en voz alta por diferentes personas y responderse con un estribillo adecuado)

• Te damos gracias Señor por tantas mujeres que, como la Virgen María, han dado un sí a la vida y han engendrado hijos no sólo para la vida del mundo sino también para la vida eterna.

• Te damos gracias Señor por todas las familias que han educado a sus hijos como verdaderos cristianos, en el amor a Dios y a la Iglesia.

• Te damos gracias Señor por llamarnos a la vida y por permitirnos ser tus hijos. Haz que podamos ser auténticos defensores de la vida.

 Reflexión:

El encuentro de dos mujeres que han asumido la misión de ser madres, en dos realidades bastante difíciles. María que asume su maternidad aun cuando la ley podría ponerse en contra de ella; e Isabel que por su avanzada edad puede tener complicaciones de salud.

María recibe de boca de Isabel el título de “Meter tou Kyriou” (Madre del Señor) que la Iglesia define como Theotókos (Madre de Dios). Es una invitación para nuestros tiempos, donde la vida es tan infravalorada, un verdadero llamado a reconocer que toda vida es sagrada, que desde el vientre de las madres se gesta la primera morada del ser humano, y desde ese momento llamado a custodiar a sus hermanos en el vientre, lugar sensible, donde se experimenta la compasión y la ternura, dos actitudes propias que la Iglesia está llamada a demostrar en medio de los sufrimientos de hoy.

En la Medalla Milagrosa vemos a esa madre que sigue engendrando hijos para el Hijo; un llamado a la maternidad universal donde todos nos sintamos hermanos y caminemos por senderos de justicia y caridad, valorando y cuidando de nuestra casa común y de aquellos con quienes nos encontramos en este hermoso camino de la vida.

Llamados a suplicar a Dios: (se pueden agregar otras intenciones pertinentes y responder con alguna súplica)

  1. Por intercesión de María, ayúdanos Señor a ser verdaderos defensores de la vida, para que nadie sea considerado menos en esta sociedad de descarte.
  2. A ejemplo de María, quien cuidó al niño Jesús y a su pariente Isabel, concédenos Señor el don de la entrega y el cuidado con los más pequeños e indefensos, para que se les reconozca su dignidad como Hijos de Dios.
  3. Señor, inunda con tu Espíritu Santo los corazones de las mujeres que serán madres para que experimenten, como María, el gozo y la alegría de llevar vida en su vientre.

SEGUNDO DÍA
La Virgen y la Iglesia que trabaja

 Frase: “Juntos caminando con María, haciendo el bien y construyendo el Reino de Dios”

 Signo: Los rayos de la Virgen Milagrosa, algunas imágenes de la Iglesia trabajando en hospitales, colegios, hogares de adultos mayores, etc. 

Comentario inicial: En este segundo día de la novena, estamos llamados a ver en los rayos que salen de la Virgen María todos los milagros que se obran por intercesión de nuestra buena Madre, y también por toda la actividad apostólica y misionera de la Iglesia en todo el mundo.

Llamados a pedir perdón:

• Perdón Señor por las ocasiones en que, como multitud de creyentes, no hemos sido parte de ‘un solo corazón y una sola alma’ sino que, al contrario, hemos creado división de posturas y sentires de fe dentro de la Iglesia.

• Perdón Señor por romper la simpatía con nuestros hermanos al creernos absolutos, únicos y no poner nuestros conocimientos y nuestro servicio al común provecho de todos.

• Perdón Señor porque no hemos dado testimonio constante de tu resurrección con alegría, fuerza y poder.

 Lectura del Texto Bíblico: Hechos 4, 32-35

“La multitud de los creyentes no tenía sino un solo corazón y una sola alma. Nadie llamaba suyos a sus bienes, sino que todo era en común entre ellos. Los apóstoles daban testimonio con gran poder de la resurrección del Señor Jesús. Y gozaban todos de gran simpatía. No había entre ellos ningún necesitado, porque todos los que poseían campos o casas los vendían, traían el importe de la venta, y lo ponían a los pies de los apóstoles, y se repartía a cada uno según su necesidad”.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Llamados a dar gracias:

• Te alabamos Señor, por todos los campesinos y agricultores que con el esfuerzo de su trabajo y la dedicación de sus manos permiten que en nuestra mesa no falten los alimentos.

• Te alabamos Señor por todas las personas que laboran en las ciudades, desde el vendedor de frutas hasta el médico, haz que su trabajo sea una acción de gracias a Ti.

• Te alabamos Señor por todos los trabajadores, que desde sus profesiones son agentes de evangelización, siendo siervos del Señor, así como lo fue la Santísima Virgen María.

 Reflexión:

La primitiva comunidad cristiana se nos presenta como ideal y meta de la comunidad cristiana de nuestros tiempos. Poner todo en común y sentir como propio las necesidades de los demás no es solo en un plano meramente material, sino también en una actitud humana frente al prójimo. Como Iglesia, estamos llamados a llorar con los que lloran y a sufrir con los que sufren pero no para quedarnos solo en el conformismo o en el sinsentido y la desesperanza, sino por el contrario, para salir de esas estructuras de miseria y juntos trabajar por un mundo mucho más solidario.

En la Medalla Milagrosa hemos meditado que no solo vemos a la Virgen María sino a la Iglesia, y así, como la Virgen desprende de sus manos los rayos, que según le dijo a la vidente Santa Catalina, eran las gracias que la Madre derramaba sobre los hijos que las pedían con fe, asimismo la Iglesia está llamada a obrar, por las manos de sus hijos, verdaderos milagros trabajando como dice san Vicente de Paúl “con el esfuerzo de nuestros brazos y el sudor de nuestra frente”, para dignificar y dar vida a tantos hermanos nuestros que sufren a causa de las estructuras de injusticia y desigualdad que se imponen en nuestra sociedad de consumo.

María nos invita a ser luminosos en cada uno de nuestros oficios, para que en nosotros los demás encuentren la alegría de dar la vida por los demás en cada cosa que hacemos, desde el tendero, el médico, el profesor, el encargado de los aseos, hasta la religiosa o el consagrado.

Llamados a suplicar a Dios:

  1. Por las misiones de la Iglesia en todo el mundo, para que en ellas se refleje la convicción por Jesucristo, evangelizador de los pobres.
  2. Por los programas de evangelización que la Iglesia tiene para acercar a las personas a la fe, para que en ellos se prolongue el amor misericordioso de Dios.
  3. Concédenos, Señor, generosidad de corazón y capacidad de donación para ayudar a todos aquellos que están pasando por momentos difíciles.

TERCER DÍA
La Virgen y la Iglesia perseguida.

 Frase: “Somos perseguidos por anunciar a Jesucristo, que nos libera y nos hace verdaderos humanos”

 Signo: La culebra, varias cruces con nombres de varios mártires; se pueden emplear varias imágenes de víctimas de la violencia contra la Iglesia.

Comentario inicial: Hoy estamos llamados a orar por nuestros hermanos y hermanas perseguidos por causa de la fe. En nuestros países somos testigos de un creciente odio y rechazo por el Evangelio; hemos visto con dolor cómo muchos templos a lo largo del mundo son objeto de destrucción y de profanación. Pidamos hoy a la Virgen que nos ayude a afrontar todo esto con amor, a fin de vencer el mal con la fuerza del bien.

Llamados a pedir perdón:

• Perdónanos, Padre de Misericordia, por los momentos en que no hemos comprendido los signos de los tiempos y nos hemos dejado llevar por nuestros pareceres, evitando buscarte a Ti, evitando conocer la verdad.

• Perdónanos, Padre de Amor, por ser a veces hostiles y acusadores con nuestros hermanos, creyendo que nuestra justicia es mejor que la Tuya.

• Perdónanos, Padre de Bondad por ‘dar la espalda’, demostrar antipatía y creernos ‘dueños y defensores de Dios’ a quienes yerran en el camino de la fe o se alejan de Ti. Concédenos entrañas de misericordia, amor y bondad con quienes necesitan conocerte y acercarse más a Ti, a tu luz, a tu verdad.

 Lectura del Texto Bíblico: Apocalipsis 12, 1-5

“Una gran señal apareció en el cielo: una Mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza; está encinta, y grita con los dolores del parto y con el tormento de dar a luz. Y apareció otra señal en el cielo: un gran Dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos, y sobre sus cabezas siete diademas. Su cola arrastra la tercera parte de las estrellas del cielo y las precipitó sobre la tierra. El Dragón se detuvo delante de la Mujer que iba a dar a luz, para devorar a su Hijo en cuanto lo diera a luz. La mujer dio a luz un Hijo varón, el que ha de regir a todas las naciones con cetro de hierro; y su hijo fue arrebatado hasta Dios y hasta su trono”.

Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Llamados a dar gracias:

• Te damos gracias Señor por el testimonio de tantos misioneros que han sido víctimas de persecución, haz que, a ejemplo de ellos, podamos gastar nuestras vidas en la tarea evangelizadora.

• Te damos gracias Señor por todos los misioneros: sacerdotes, religiosos, religiosas, laicos y consagrados, que trabajan incansablemente en la evangelización de los pueblos en lugares donde no se permite la religión.

• Te damos gracias por el testimonio de los mártires, que han entregado sus vidas en el anuncio del Reino de Dios, ellos, así como la Virgen María han sido testigos vivientes del amor de Dios Padre.

 Reflexión:

El libro del Apocalipsis nos cuenta la temeraria batalla que han llevado los cristianos a lo largo de los siglos, donde resultan triunfantes sobre las fuerzas malignas que quieren imponerse sobre el mundo con la cultura de la muerte y la destrucción.

Dicha confrontación entre la luz y la oscuridad tiene su anuncio profético en el libro del génesis en el capítulo 3, 15: Dios pone enemistad entre el linaje de la culebra y el linaje de la mujer. Dicha batalla tiene su final en la Resurrección de Jesucristo, quien con su propia vida es capaz de iluminar el mundo sometido a la oscuridad del pecado y la destrucción fratricida; si los poderes oscuros buscan silenciar a los humildes y perseguidos, Jesús, en la Cruz y con su Resurrección, los devuelve a la vida.

La Iglesia está llamada a “parir” a Jesús en medio de las confrontaciones humanas del mundo de hoy. Los dolores de parto representan la persecución y la muerte que sufren a carne propia tantos hermanos y hermanas valientes que dan testimonio de su fe.

En la Medalla Milagrosa vemos el pie victorioso de la Virgen sometiendo a la culebra, es decir, la Virgen destruye y vence todo lo que es contrario al Reino de Dios. Una doble invitación: la primera, podemos dominar, con María, las fuerzas interiores que nos empujan a apoyar estructuras de muerte y, la segunda, podemos ser elocuentes profetas en medio de las realidades oscuras de nuestros países.

Llamados a suplicar a Dios:

  1. Señor, danos fortaleza y perseverancia para dar testimonio de nuestra fe en medio de un mundo que vive en desesperanza.
  2. Concédenos audacia profética para denunciar la injusticia, la corrupción y la muerte, y anunciar a Jesucristo, que es verdad y vida.
  3. A ejemplo de María, fortalece a todos los católicos que son perseguidos por dar testimonio de su fe, para que permanezcan inquebrantables como María, quien acompañó a su Hijo hasta la Cruz.

CUARTO DÍA
La Virgen y la Iglesia Luz en el mundo

 Frase: “Llevamos las lámparas encendidas para iluminar al mundo con la claridad del Evangelio”

 Signo: El mapamundi, varios cirios con el nombre de algunos o todos los participantes, la Biblia en el centro abierta. 

Comentario inicial: Atendiendo el llamado del Señor a ser luz y sal del mundo, vemos en María nuestra madre la primera “antorcha” que ilumina y nos muestra el camino hacia Cristo; se nos invita hoy a estar, como ella, de pie frente al mundo para dar testimonio del amor de Dios.

Llamados a pedir perdón:

• Ten compasión Señor de las veces en que no hemos sido luz y alegría para nuestros hermanos con nuestras actitudes, sino que hemos colmado de oscuridad y malestar nuestros entornos cotidianos.

• Ten compasión Señor de las ocasiones en que nos hemos avergonzado de nuestra fe y la hemos querido disimular y esconder.

• Ten compasión Señor de los momentos en que no hemos hecho brillar nuestras buenas obras ante los hombres, evitando que te reconozcan a Ti en nosotros.

 Lectura del Texto Bíblico: Mateo 5, 13- 16

«Vosotros sois la sal de la tierra. Más si la sal se desvirtúa, ¿con qué se la salará? Ya no sirve para nada más que para ser tirada afuera y pisoteada por los hombres. «Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad situada en la cima de un monte. Ni tampoco se enciende una lámpara y la ponen debajo del celemín, sino sobre el candelero, para que alumbre a todos los que están en la casa. Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”.
Palabra del Señor. Gloria a Ti, Señor Jesús.

Llamados a dar gracias:

• Te damos gracias Señor por cada misionero que lleva a muchos pueblos el mensaje de salvación.

• Te damos gracias Señor por tantos misioneros que a través de la historia han acompañado y siguen acompañando a tu pueblo, en sus sufrimientos, alegrías, tristezas, sueños y esperanzas.

• Te damos gracias Señor porque has dado a tu Iglesia la universalidad, haciendo que, en cada rincón del mundo, tu presencia siga viva.

 Reflexión:

Jesús nos invita en el Evangelio a ser luz para el mundo, una invitación para nuestros días, que como Iglesia tenemos que caminar muchas veces entre las tinieblas del mundo; a nuestro paso, por la calle, vemos tantas personas que viven en la oscuridad. La Iglesia está para ser luz en medio de tantos hermanos que sufren; ser luz es tener actitudes de misericordia con una mirada esperanzada y esperanzadora.

Cuando la Virgen Milagrosa nos da el tesoro de su medalla, notemos que viene a nosotros con sus manos libres y luego de presentar el mundo al Señor, extiende sus brazos abiertos mirando el orbe entero. Son sus manos abiertas en actitud maternal hacia sus hijos, iluminándonos con los rayos que vienen hacia el mundo y hacia nosotros. Es María que ante la oscuridad del mal y del pecado, viene a disipar tantas tinieblas y sombras, que no nos dejan mirar a su Hijo y ni a Ella. Con su luz maternal ya no hay tenebrosidad que no sea destruida. Sólo nos falta a nosotros confianza y docilidad, para dejar que la brillantez de su amor materno nos inunde.
Llamados a suplicar a Dios:

  1. Señor, comunica la fuerza del Espíritu Santo a la Iglesia para que continúe siendo sal y luz para el mundo que vive el sinsabor de las situaciones difíciles y el agobio de la oscuridad.
  2. Permítenos Señor experimentar la fuerza movilizadora de tu Evangelio, para que seamos en el mundo testigos fieles de la Buena Nueva de salvación para todos.
  3. Señor, haz que la Iglesia no sea indiferente ante las situaciones dramáticas y de sufrimiento por las que pasan las personas, sino que sea presencia reconfortante y esperanzadora para todos los que sufren.

QUINTO DÍA
La Virgen y la Iglesia llamada a la santidad

 Frase: “Con la Virgen Milagrosa, caminamos por el mundo siendo testigos de la santidad”

 Signo: La Jaculatoria “Oh María sin pecado concebida…” e imágenes de varios Santos de la Iglesia Católica. 

Comentario inicial: La oración que María le enseñó a Santa Catalina Labouré es también una invitación para nuestra propia vida; estamos llamados a ser libres de pecado, por el bautismo y el sacramento de la penitencia, pero también a reconocer el don gratuito de Dios en nuestra vida que nos ha llamado a ser santos como es Él.

Llamados a pedir perdón:

• Reconcílianos contigo, cuando no hemos muerto al pecado, ni a los vicios, ni a las ataduras, ni a las malas costumbres que no nos dejan darte el primer lugar en nuestras vidas.

• Danos la gracia del perdón porque en ocasiones hemos pensado que la santidad es imposible y más en este tiempo, a sabiendas que todos estamos llamados a ser santos desde nuestras realidades y fragilidades.

• Alcánzanos misericordia porque no hemos resucitado contigo en nueva vida y libertad, sino que seguimos encerrados en el sepulcro de nuestros conformismos.

 Lectura del Texto Bíblico: Romanos 6, 4-11

“Fuimos, pues, con él sepultados por el bautismo en la muerte, a fin de que, al igual que Cristo fue resucitado de entre los muertos por medio de la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva. Porque si hemos hecho una misma cosa con él por una muerte semejante a la suya, también lo seremos por una resurrección semejante; sabiendo que nuestro hombre viejo fue crucificado con él, a fin de que fuera destruido este cuerpo de pecado y cesáramos de ser esclavos del pecado. Pues el que está muerto, queda librado del pecado. Y si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él, sabiendo que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más, y que la muerte no tiene ya señorío sobre él. Su muerte fue un morir al pecado, de una vez para siempre; más su vida, es un vivir para Dios. Así también vosotros, consideraos como muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús”.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Llamados a dar gracias:

• Te damos gracias Señor por los santos que fueron fieles testigos de tu Evangelio, permítenos que, a ejemplo de ellos, tengamos nuestra fe puesta en Ti.

• Te damos gracias Señor por todos los hombres y mujeres de nuestro tiempo que has llamado a la santidad, ellos son para nosotros testimonio y esperanza de una vida de santidad alcanzable para todos y cada uno de nosotros.

• Te damos gracias Señor por la Santísima Virgen María, ella que vivió santamente obedeciendo tus designios y cumpliendo tu voluntad, concédenos que, por su intercesión, podamos llevar una vida santa.

 Reflexión:

Sí, vamos a María, invocándola con la jaculatoria que ella inspiró a santa Catalina Labouré y en la que le pedimos que acuda en nuestro auxilio; si ella es nuestra abogada ante su Hijo Jesús e intercede por nosotros, de nuestra parte se necesita nuestra respuesta a su amor maternal. ¿Y cuál es nuestra respuesta? Si ella es “nuestra Madre y nos ama como a hijos” según lo expresó la vidente, ella nos puede decir “muestra que tú eres mi hijo”.

Y el ser hijos de Jesús e hijos de María no es otra cosa que cada uno de nosotros respondamos a los compromisos bautismales, renunciando cada día al espíritu del mal, a sus obras y sus seducciones, y así cada día vayamos construyendo la propia santidad personal.

San Pablo nos invita, en su carta a los Romanos, a dejar el viejo hombre sepultado para resucitar como hombres nuevos a la luz de Cristo Resucitado. Basta con ver el ejemplo de tantos hombres y mujeres que han sido proclamados santos por la Iglesia, que también han llevado la Cruz y la Medalla Milagrosa como estandarte, desde San Maximiliano Kolbe, fiel propagador de la Virgen Milagrosa y que asumió el martirio de una forma tan heroica, hasta Santa Teresa de Calcuta que reflejaba la ternura de Dios con los más pobres y tenía la medalla Milagrosa siempre a la mano para regalar a los que encontraba a su paso.

Llamados a suplicar a Dios:

  1. Jesús, camino hacia el Padre, guíanos hacia la Santidad, es decir, hacia el estado de felicidad plena que vive todo aquel que hace la Voluntad de Dios.
  2. Que así como María dijo sí a Dios, cada cristiano responda al llamado que Él hace a la santidad, con generosidad, en lo cotidiano y en acciones de caridad con los hermanos.
  3. Dios de misericordia, permite que la Iglesia descubra la posibilidad de santificarse en la cotidianidad de la vida, en el grito de los pobres que sufren y en el clamor de los abandonados.

SEXTO DÍA
La Virgen y la Iglesia al lado de los perseguidos

 Frase: “Con la Virgen al pie de la Cruz, acompañando a nuestros pueblos crucificados con Cristo”

 Signo: La Cruz, acompañada de varios letreros que digan: “Xenofobia” “Guerra” “Racismo” “Exclusión” entre otros. 

Comentario inicial: Queridos hermanos y hermanas, hace unos días hablábamos de la Iglesia perseguida, hoy hablamos de tantos hermanos nuestros perseguidos a causa de su raza, lengua, nación, etc. La Iglesia siempre se ha mostrado gozosa estando del lado de nuestros hermanos que sufren sin importar ni siquiera su credo. Que hoy con María reconozcamos esa misión que traspasa fronteras.

Llamados a pedir perdón:

• Perdona nuestras ofensas en las veces en que hemos justificado la persecución de los pobres y los que sufren.

• Perdona nuestras ofensas en los momentos en que hemos sido lágrima y dolor para nuestros hermanos.

• Perdona nuestras ofensas cuando, por creernos mejores y superiores, aplastamos con nuestra soberbia y ensordecemos con nuestros gritos a quienes humildemente y de corazón sirven a Dios.

 Lectura del Texto Bíblico: Apocalipsis 7, 4. 9-12

“Y oí el número de los marcados con el sello: ciento cuarenta y cuatro mil sellados, de todas las tribus de los hijos de Israel. Después miré y había una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, razas, pueblos y lenguas, de pie delante del trono y el Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos. Y gritan con fuerte voz: «La salvación es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero». Y todos los Ángeles que estaban en pie alrededor del trono de los Ancianos y de los cuatro Vivientes, se postraron delante del trono, rostro en tierra, y adoraron a Dios diciendo: «Amén. Alabanza, gloria, sabiduría, acción de gracias, honor, poder y fuerza, a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Llamados a dar gracias:

• Te alabamos, Padre, porque has dado a tu Iglesia misioneros aguerridos que han luchado contra la injusticia, la represión y la desigualdad social.

• Te alabamos, Padre, porque tu Iglesia, a través de la historia, ha acompañado a los marginados y perseguidos de la sociedad. Permítenos, Padre, que a ejemplo de la Virgen María podamos seguir llevando esperanza a este mundo tan deshumanizado.

• Te alabamos, Padre, porque en tu infinita misericordia nos has dado a tu Hijo Jesucristo, concédenos por su ejemplo, ser valientes defensores de los Derechos Humanos.

 Reflexión:

En el respaldo de la Medalla Milagrosa encontramos, en todo el centro, la Cruz, que evoca la misión de nuestro Señor Jesucristo, que, por ser un signo profético en medio de la dureza de los corazones de los poderosos, fue llevado al suplicio de la cruz.

En la cruz aún permanecen muchos hombres y mujeres que son sometidos a muchas injurias y a crueles torturas por la intolerancia y el odio de un puñado de personas que creen que todo se soluciona con la violencia y la muerte.

Pero hay cruz incluso en nuestros hogares, cuando las mujeres, los niños y hoy también algunos hombres son víctimas de violencia por los de su propia casa. Traemos a la memoria a tantos hermanos nuestros que padecen la miseria y el hambre. En la Medalla Milagrosa vemos la cruz estrechamente unida a la M de María que representa la compañía de la Iglesia a aquellas personas que sufren.

La cruz fue el signo usado por el Imperio Romano para dominar y mostrar el grado de crueldad y deshumanización con el que se buscaba la “Pax Romana”, y que nos dice hoy a nosotros que ningún instrumento de violencia engendra paz, por el contrario, la muerte lleva a la muerte y la violencia a la violencia. Sólo adoptando la cruz, como lo hizo nuestro Señor, somos capaces de convertir esas realidades de muerte en signo de Resurrección. La cruz es para los cristianos la invitación gozosa a dar la vida por el Señor, pero también el signo de la victoria de los hijos de Dios que lavan sus vestiduras en la sangre del Cordero.

Llamados a suplicar a Dios:

  1. Por los perseguidos a causa de la justicia para que encuentren en Jesús la fortaleza para perseverar y, bajo el amparo de la Virgen María, continúen haciendo el bien.
  2. Por la Iglesia, para que acoja a las personas que sufren por la enfermedad, la marginación social, el desempleo y la desesperanza, y sea como una tienda de campaña que reconforta a los oprimidos.
  3. Señor, regálanos el don de la solidaridad para hacer frente a esta dura situación de la pandemia, y que como cristianos demos ejemplo de cuidado del otro, de responsabilidad social y de asistencia a los enfermos.

SÉPTIMO DÍA
La Virgen y la Iglesia madre y maestra

 Frase: “Con María aprendemos en la escuela de la ternura y la compasión”

 Signo: La letra M, imágenes de varias madres con sus hijos, y de varias mujeres maestras, también se pueden emplear imágenes de religiosas o hermanas en sus obras misioneras. 

Comentario inicial: Hoy, queridos hermanos y hermanas, estamos llamados a reconocer que la Iglesia tiene rostro de mujer, ella debe ser para el mundo una madre que ama a todos sus hijos, incluso a los que están más alejados. En este día de la novena pidamos a la Virgen que nos enseñe a vivir la reconciliación y el amor.

Llamados a pedir perdón:

• Perdónanos, pues no sabemos lo que hacemos al menospreciar la figura de la mujer, tan importante y necesaria en medio de nuestra sociedad y nuestra Iglesia.

• Perdónanos, pues no sabemos lo que hacemos al no acoger en nuestro hogar con respeto y admiración el trabajo de las madres, que con paciente amor, no se cansan de servir.

• Perdónanos, pues no sabemos lo que hacemos al no conocer ni valorar que nuestra madre la Iglesia es maestra de vida y de fundamento cristiano, roca fuerte y estandarte firme ante las adversidades del mundo.

 Lectura del Texto Bíblico: Juan 19, 25-27

“Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.» Luego dice al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.» Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa”.

Palabra del Señor. Gloria a Ti, Señor Jesús.

Llamados a dar gracias:

• Te damos gracias Señor por la Iglesia, que ha ejemplo de la Santísima Virgen María ha sido madre y maestra de toda la humanidad.

• Te damos gracias Señor por el trabajo educativo que han realizado muchos hombres y mujeres cristianos, quienes desinteresadamente han llevado el saber y el conocimiento académico a muchos pueblos.

• Te damos gracias Señor por todas las familias cristianas que han transmitido la fe a sus hijos, con amor y libertad y han sido misioneros y portadores de la enseñanza cristiana.

 Reflexión:

La M de María nos recuerda que, en el momento de cruz, Jesús estuvo acompañado por su madre y algunos discípulos y discípulas que se mantuvieron firmes en la cruz.

El Evangelio de Juan es la segunda vez que presenta a María y lo hace bajo el título de Mujer, evocando así que María representa a la porción del pueblo de Israel que mantuvo su esperanza en el Mesías, y el discípulo amado, que no tiene nombre, representa a la comunidad cristiana que ha nacido en el seno del Señor, es decir, desde su corazón. Por lo tanto, como dice la carta a los Efesios 2, 14-15, con su pasión ha hecho de los dos pueblos uno solo.

Esa misma invitación que hacía la comunidad joánica de mantener relaciones de amor y fraternidad entre esos “dos pueblos” son las mismas que deben alentar a la Iglesia de hoy a ser madre y maestra, que no excluye a nadie. En la Medalla Milagrosa vemos esa actitud serena de la Virgen María que con ternura abre sus brazos para abrazar a todos sus hijos.

Llamados a suplicar a Dios:

  1. Señor, por la intercesión de María, haz que la Iglesia represente a las mujeres sencillas y humildes, condenadas a la anulación, para que se siga haciendo historia a partir de los que no cuentan para el mundo.
  2. Señor, ayuda a la Iglesia a que continúe abriendo puertas a las mujeres quienes con su feminidad y maternidad ayudan a hacer del mundo un lugar donde se realiza el Reino de Dios.
  3. Señor, permite que la Iglesia fije los ojos en María, y a ejemplo de ella, continúe anunciando la Buena Nueva con acciones de misericordia, maternidad, y ternura.

OCTAVO DÍA
La Virgen compañera de la comunidad de creyentes

 Frase: “Somos una comunidad que crece por la fuerza del Espíritu Santo y en compañía de María”

 Signo: Las doce estrellas, una barca o una Iglesia, un camino y una mesa con un Pan y una Biblia. 

Comentario inicial: Hermanos y Hermanas, hoy nos miramos unos con otros, para dar gracias a Dios que nos ha congregado bajo una misma fe, nos ha dejado a María como madre y compañera de esta Iglesia que camina por el mundo, buscando instaurar el Reino de Dios, pero sobre todo que camina hacia la patria celestial, que ella nos ayude a sobrellevar la crisis de esta pandemia.

Llamados a pedir perdón:

• Perdona nuestros actos si en nuestras comunidades hemos ignorado que todos somos pilares para la convivencia ideal, donde la autosuficiencia nos lleva a omitir que juntos nos podemos apoyar y ser útiles para construir y sostener el muro de la fraternidad y la armonía.

• Perdona nuestras indiferencias que nos llevan a destruir la muralla de la armonía, convirtiendo el basamento de nuestra presencia en ruina y escombro para los demás.

• Perdona la destrucción que causamos al corroer nuestros cimientos con la mentira, la corrupción, el desánimo, la inseguridad, el egoísmo… Que hacen que nuestras bases tambaleen y nuestros muros caigan debido a la falta de confianza, verdad, justicia y alegría. Haznos hombres y mujeres de valor, de uniones compactas y corazones cimentados en Ti.

 Lectura del Texto Bíblico: Apocalipsis 21, 9-14

“Entonces vino uno de los siete Ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete últimas plagas, y me habló diciendo: «Ven, que te voy a enseñar a la Novia, a la Esposa del Cordero.» Me trasladó en espíritu a un monte grande y alto y me mostró la Ciudad Santa de Jerusalén, que bajaba del cielo, de junto a Dios, y tenía la gloria de Dios. Su resplandor era como el de una piedra muy preciosa, como jaspe cristalino. Tenía una muralla grande y alta con doce puertas; y sobre las puertas, doce Ángeles y nombres grabados, que son los de las doce tribus de los hijos de Israel; al oriente tres puertas; al norte tres puertas; al mediodía tres puertas; al occidente tres puertas. La muralla de la ciudad se asienta sobre doce piedras, que llevan los nombres de los doce Apóstoles del Cordero”.

Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Llamados a dar gracias:

• Te alabamos, Padre, por escoger a la Santísima Virgen María como madre de tu Hijo, en ella podemos ver tu misericordia para con los pequeños y humildes, para con los campesinos y sencillos.

• Te alabamos, Padre, porque en tu infinita misericordia nos has dado a María como madre, ella es el consuelo de los cristianos y nuestra intercesora ante Ti.

• Te alabamos, Padre, por la presencia de la Santísima Virgen María en el corazón de cada cristiano, te suplicamos que nos hagas semejantes a ella, imitando sus virtudes y su abandono total a Ti.

 Reflexión:

El autor del libro del Apocalipsis ve la ciudad santa, querida por Dios, una ciudad abierta por los cuatro puntos cardinales, es decir donde todos entran, donde todos se sienten hermanos, porque son una comunidad que reconoce el amor y la caridad como estandartes.

Hoy no son doce apóstoles, son millones, que brillan como las estrellas en un inmenso firmamento de necesidades. La Virgen Milagrosa nos presenta en el respaldo de la Medalla una cara luminosa, unida íntimamente a la misión de Jesús, es imposible permanecer indiferentes frente a la misión de la Iglesia que sigue los pasos de Jesús.

Esas doce estrellas que nos hablan de la unidad, no pueden separarse de la luz del sol, Jesucristo, porque sin él nada podemos hacer. María se presenta en medio de esa comunidad, como lo hizo en pentecostés, no para ser honrada sino para ser servidora, así como lo fue Jesús. En la misión de la Iglesia muchos podrán tenernos como referentes, pero no para “creernos superiores” sino para mostrar con nuestro argüido servicio que somos estrellas para iluminar y no para aparecer. Ese es el verdadero sentido cristiano de ser estrella, que acompaña a los hermanos que viven en tinieblas, para que caminen hacia el amanecer, y las estrellas nunca se van de día, siguen estando allí, pero dejan que sea más fuerte la luz del sol, en boca de San Juan Bautista, para que Él crezca y nosotros disminuyamos.

Llamados a suplicar a Dios:

  1. María, tú que abriste el corazón al carisma que Dios quiso revelar en ti, intercede ante Dios para que siga suscitando carismas que muestren el amor misericordioso y generoso que viene de Dios.
  2. María, testigo de la Resurrección de tu Hijo, fortalece a las comunidades eclesiales que buscan crecer en la fe y la caridad, para que continúen testimoniando la vida que Dios comunica para todos.
  3. María, compañera de los misioneros itinerantes, acompaña a todas aquellas personas que dan su vida para llevar el Evangelio a distintas partes del mundo, para que perseveren en la misión.

NOVENO DÍA
La Virgen y la Iglesia opción por el Amor.

 Frase: “Con Jesús y María abrimos nuestros corazones a la gracia de amar y ser amados”

 Signo: Los dos corazones, el de Jesús y de María, acompañado de muchos corazones que tengan el nombre de alguno o todos los participantes.

Comentario inicial: Hoy es nuestro último día de preparación para la fiesta de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, así le damos gracias a Dios y a la Virgen por este regalo de amor, gracias a esa iniciativa celestial y a esa aceptación humana, llegó nuestro Salvador Jesucristo. No es una coincidencia que la Virgen se haya aparecido en las vísperas del primer domingo de adviento, ya la fecha nos evoca esa realidad mesiánica, la Virgen de la Espera, es la Madre que nos invita a dejar nacer a Jesús en nuestras vidas.

Llamados a pedir perdón:

• Perdón Dios Padre por no reconocer tu amor: amor infinito con que nos amas y sobrepasa nuestro entendimiento; y amor tierno, patente en cada creatura creada a tu imagen y semejanza.

• Perdón Dios Hijo por no respetar el amor que nuestro prójimo nos ofrece; amor que nos enseña que no hay otro más grande que el que da la vida por quien más se ama; amor que es la base de tu Evangelio; amor que se consumó en una cruz.

• Perdón Dios, Espíritu Santo por no reflejar el amor que enciende nuestros corazones; amor con el que debemos incendiar nuestra vida; amor que transforma y cambia; amor del Padre y del Hijo que en unión contigo son vínculo de amor perfecto. Permítenos, Santísima Trinidad, broche de la perfección, revestirnos siempre del amor (Col 3, 14).

 Lectura del Texto Bíblico: 1 Corintios 13, 1-7

“Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo caridad, soy como bronce que suena o címbalo que retiñe. Aunque tuviera el don de profecía, y conociera todos los misterios y toda la ciencia; aunque tuviera plenitud de fe como para trasladar montañas, si no tengo caridad, nada soy. Aunque repartiera todos mis bienes, y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo caridad, nada me aprovecha. La caridad es paciente, es servicial; la caridad no es envidiosa, no es jactanciosa, no se engríe; es decorosa; no busca su interés; no se irrita; no toma en cuenta el mal; no se alegra de la injusticia; se alegra con la verdad. Todo lo excusa. Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo soporta”.

Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Llamados a dar gracias:

• Te damos gracias Señor porque nos has llamado desde antes de nacer a ser cristianos y nos has dado la misión de llevar la buena noticia del Evangelio a muchos pueblos.

• Te damos gracias Señor por permitirnos ser miembros de tu Iglesia, en ella podemos alimentar nuestra fe y cimentar nuestra vida en el amor.

• Te damos gracias Señor porque nos has regalado la caridad, que es la manifestación del amor, haz que por medio de ella podamos verte en el rosto del necesitado.

 Reflexión:

Pablo nos dice que la caridad, un sinónimo del amor, es capaz de soportarlo todo, y que, por encima de todos los demás dones, el amor prevalece, “si no tengo amor nada soy”. La Medalla Milagrosa no estaría completa si no tuviera esos dos corazones radiantes que nos señalan la caridad que traspasa fronteras físicas y morales, que es capaz de darlo todo por el bien de los demás.

El corazón del Señor tiene una corona de espinas, Él es Rey, pero no con los estándares del mundo, su reinado no es de dominación ni de riquezas, su reinado es una invitación a asumir el Reino de Dios con humildad, soportando con amor las injurias y respondiendo sin violencia a los ataques de nuestros enemigos.

El corazón de María tiene una espada atravesada. Como vemos son dos corazones violentados, dos corazones que son víctimas de la violencia humana, pero que permanecen vivos. Hoy vivimos en una sociedad que pregona la violencia y la venganza como salidas para los conflictos, muchos de ellos cotidianos, pero la Iglesia está llamada a responder con actitudes de paz, que inviten a la conversión incluso de sus propios verdugos.

Estamos afrontando como familia humana muchos problemas, entre ellos la destrucción masiva de nuestro planeta y las enfermedades como el covid 19 que ha paralizado la economía en muchos lugares del mundo, y ha producido grandes males y muertes. Que la Medalla Milagrosa, colgada en nuestro pecho, sea un aliciente para responder con amor y esperanza ante los desasosiegos que nos quieren paralizar.

Llamados a suplicar a Dios:

  1. Señor, haz que la Iglesia sea promotora del diálogo interreligioso y lugar de encuentro donde se respetan las diversas maneras de pensar, para que nos encaminemos a un mundo comprensivo y respetuoso de lo distinto.
  2. Que a ejemplo de María, que se conmovió ante el sufrimiento ajeno, la Iglesia actúe con solidaridad ante las crisis por las que el mundo pasa, de tal manera que con nuestras acciones hagamos concreto el amor de Dios.
  3. Ayúdanos Señor, a ser contemplativos de la realidad y hombres de oración, para que, actuando con fe y caridad, seamos denuncia profética del individualismo, el consumismo y el egoísmo.

ORACIONES FINALES

(se sugiere escoger alguna de las que presentamos a continuación)

Consagración del Hogar

¡Oh Virgen María! A tu corazón inmaculado consagramos hoy nuestro hogar y todos los que lo habitan.
Que nuestra casa sea, como la de Nazaret, morada de paz y de felicidad por el cumplimiento de la voluntad de Dios, por la práctica de la caridad y por el perfecto abandono a la Divina Providencia.
Vela sobre cuantos lo habitan; ayúdales a vivir cristianamente; cúbrelos con tu protección maternal y dígnate, ¡Oh bondadosa Virgen María! formar de nuevo en el cielo este hogar que en la tierra pertenece por entero a tu Corazón Inmaculado. Amén

Oración a la Virgen Milagrosa

Virgen Inmaculada de la Medalla Milagrosa, que te manifestaste a Santa Catalina Labouré como mediadora de todas las gracias, atiende a mi plegaria.
En tus manos maternales dejo todos mis intereses espirituales y temporales, y te confío en particular la gracia que me atrevo a implorar de tu bondad, para que la encomiendes a tu divino Hijo y le ruegues concedérmela, si es conforme a su voluntad y ha de ser para bien de mi alma.
Eleva tus manos al Señor y vuélvelas luego hacia mí, Virgen poderosa; envuélveme en los rayos de tu gracia, para que a la luz y al calor de esos rayos me vaya desapegando de las cosas terrenas y pueda marchar con gozo en tu seguimiento, hasta el día en que bondadosa me acojas a las puertas del cielo. Amén.

Bendita sea tu pureza

Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea, en tan graciosa belleza. A Ti celestial princesa, Virgen Sagrada María, te ofrezco en este día, alma vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía. Amén.

Salve Regina

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce siempre Virgen María!
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas y gracias de Nuestro Señor Jesucristo. Amén
Oremos: Omnipotente y sempiterno Dios, que con la cooperación del Espíritu Santo, preparaste el cuerpo y el alma de la gloriosa Virgen y Madre María para que fuese merecedora de ser digna morada de tu Hijo; concédenos que, pues celebramos con alegría su conmemoración, por su piadosa intercesión seamos liberados de los males presentes y de la muerte eterna. Por el mismo Cristo nuestro Señor. Amén

Sub tuum

Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, no desprecies nuestras súplicas en las necesidades, antes bien líbranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita. Amén

Acordaos

Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando vuestra asistencia y reclamando vuestro socorro, haya sido desamparado. Animado por esta confianza, a Vos también acudo, ¡oh Madre, Virgen de las vírgenes!, y gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a comparecer ante vuestra presencia soberana. ¡Oh Madre de Dios!, no desechéis mis súplicas, antes bien, escuchadlas y acogedlas benignamente. Amén

LETANÍAS

Dios Padre celestial… ten piedad de nosotros.
Dios Hijo evangelizador de los pobres…
Dios Espíritu Santo fruto del amor…
Santísima Trinidad, un solo Dios…

Santa María… ruega por nosotros.
Santa Madre de Dios.
María, Mujer sin Mancha.
María, Madre Inmaculada.
María, Reina de las Misiones.
María, Promotora de la Caridad.
María, Mujer pobre, sencilla y humilde.
María, Virgen Poderosa.
María, Mujer Anunciada por los profetas.
María, Nueva Eva.
María, Madre Milagrosa.
María, Madre de todos en particular.
María, Intercesora de todas las Gracias.
María, Madre de los rayos.
María, Artífice de la Medalla Milagrosa.
María, Que te manifestaste a Santa Catalina Labouré.
María, Madre de las Hijas de la Caridad.
María, Madre de la Congregación de la Misión.
María, Inspiradora de todos los Movimientos Marianos Vicentinos.
María, Patrona de toda la Familia Vicentina.

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

Oremos: Te rogamos nos concedas, Señor Dios nuestro, gozar de continua salud de alma y cuerpo, y por la gloriosa intercesión de la bienaventurada siempre Virgen María, vernos libres de las tristezas de la vida presente y disfrutar de las alegrías eternas. Por Cristo nuestro Señor. Amén

CANTOS MARIANOS

  1. Con la música de la Blanca Paloma
    Vicentinos unidos oramos (bis)
    /Porque son tus rayos (tris)
    Gracias del Señor /

Milagrosa tus hijos cantamos (bis)
/Porque eres nuestra Madre (tris)
Madre de Jesús/

Desde Francia hacia el mundo se extiende (Bis)
/Tu medalla Santa (tris)
Regalo de Amor/

La Cruz y la M son signos (bis)
/Del amor de Cristo (tris)
Su Madre nos dio/

Admirable extiende sus manos (bis)
/Pisando la muerte (tris)
Otorgó la paz/

  1. Con la música del Ave María
    María presente en la gracia de Dios,
    Nos trae del cielo, precioso don.

Tu Santa Medalla, regalo de amor,
Gozosos portamos pidiendo favor.

Santa Catalina a la Madre vio,
Cantemos el ave a su concepción.

Son símbolos grandes de la redención,
Al cuello portarla con gran devoción.

Sos milagrosa Madre de Jesús,
Ruega por nosotros a Cristo el Señor.

Los dos corazones vencieron la ira,
De la cruel serpiente arpía enemiga.

El mundo a tus plantas ¡oh dulce Mujer!
Los rayos son gracias ¡Oh Virgen María!

La cruz y la eme, la unión de María
Con su Hijo bendito ¡oh Reina María!

  1. Himno de la Medalla Milagrosa
    La llevo en mi pecho porque prometiste
    Al que la portara una gran bendición.
    Tu santa medalla me acompaña siempre,
    A Ti buena Madre me entrego hoy.

Los rayos son tus gracias, Milagrosa,
Que a todos tú derramas, Milagrosa,
Y brotan de tus manos, Milagrosa,
Acogen a tus hijos, Milagrosa.

El pueblo confiado a ti clamó,
Tu gracia divina
Y tu bendición.
Las doce estrellas,
Los dos corazones,
La Cruz y la M
Son la redención.

Los rayos son tus gracias, Milagrosa,
Que a todos tú derramas, Milagrosa,
Y brotan de tus manos, Milagrosa,
Acogen a tus hijos, Milagrosa.

/Oh María concebida sin pecado,
Ruega por nosotros que acudimos a Ti/

MISTERIOS CANTADOS
(con la música del Ave María)

Gozosos:

  1. Bajando del cielo el ángel de Dios, anuncia el misterio de la Encarnación.
  2. La Virgen Bendita saluda a Isabel y su alma engrandece de Dios la merced.
  3. Radiante una estrella nos muestra en Belén, nacido entre pajas el Dios de Israel.
  4. Al templo llevando su humilde Jesús, un rito Ella cumple de humilde virtud.
  5. Con crueles angustias lo buscan doquier, cuando Él entre sabios enseña la Ley.

Luminosos:

  1. En el Jordán Cristo alaba a Dios, y la voz del Cielo proclama al Señor.
  2. Su Madre en las bodas pide intercesión y Cristo el Buen Hijo atiende a su voz.
  3. Cambiando de vida los hombres tendrán, a Cristo el hermano como el Salvador.
  4. Delante de Pedro, Santiago y Juan, la gloria se admira en el monte Tabor.
  5. Admirable misterio de tan grande fe, La Eucaristía empieza a nacer.

Dolorosos:

  1. Contempla alma mía a Dios tu Señor, sumido en la angustia haciendo oración.
  2. Ya rasgan sus carnes azotes sin fin, mis culpas merecen castigo tan ruin.
  3. Corona de espinas taladran su sien, más mi alma lo aclama por Dios y por Rey.
  4. Un maduro madero soporta mi Bien, mis culpas cargaron un peso tan cruel.
  5. Con dura congoja clavado en la cruz, salvándome muere mi dulce Jesús.

Gloriosos:

  1. Hosanna Aleluya el orbe exclamó, al ver del sepulcro salir al Señor.
  2. Ya vas hacia el Padre mi Dios y mi Rey, en medio del gozo no olvides tu grey.
  3. Espíritu Santo de Dios, Fuego y luz, desciende trayendo saber y virtud.
  4. Del valle del llanto al reino de amor, asciende María la Madre de Dios.
  5. Tu frente circunda corona imperial del cielo eres Reina, del mundo la Paz.

BENDICIÓN DE LA MEDALLA

V: Nuestro auxilio está en el nombre del Señor.
R: Que hizo el cielo y la tierra.
V: El Señor esté con ustedes.
R: Y con tu espíritu.

Oremos: ¡Oh Dios omnipotente y misericordioso! Que por las muchas apariciones en la tierra de la inmaculada Virgen María, te has dignado obrar maravillas para la salud de las almas y de los cuerpos, concede tu bendición a estas medallas, imágenes y objetos religiosos y que quienes los veneren con piedad o los lleven con devoción, sientan tu protección y obtengan tu misericordia. Amén

Y quienes lleven la Medalla Milagrosa por primera vez: reciban esta santa Medalla. Llévenla fielmente, hónrenla con la veneración que merece, para que la piadosa y siempre Virgen María Reina de los cielos, los proteja y los defienda, y renovando los prodigios de su Amor, les obtenga misericordiosamente del Señor cuanto pidieren, y vivan y mueran bajo su maternal protección. Amén

Se rocía con agua bendita.

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Por P. Andrés Felipe Rojas, CM

Sacerdote Misionero de la Congregación de la Misión, Provincia de Colombia. Fundador y Director de Corazón de Paúl. Escritor de artículos de teología para varias paginas web, entre ellas Religión Digital. Autor de varias novenas y guiones litúrgicos. Actualmente párroco del Santo Cristo de Guaranda (Sucre)

4 comentarios en «Novena 2020 Virgen Milagrosa pdf»
  1. Gracias por facilitar esta novena con otros subsidios para las celebraciones,. En este tiempo tan difícil es un regalo de Dios a través de un miembro de la familia que el Señor escogió para dar al mundo este regalo del cielo la Medalla de la Madre que dijo «Amo a la Compañía».

    Feliz fiesta de la Madre que siempre cuida de la Familia Valenciana

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