“MARÍA MADRE DEL ADVIENTO”

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PRESENTACIÓN

“Está encinta, y grita con los dolores del parto y con el tormento de dar a luz” (Ap. 12, 2). Cuando la Santísima Virgen María se apareció a Santa Catalina por segunda vez, lo hizo un 27 de noviembre, primer domingo de Adviento; este año, la fiesta se celebra el sábado antes del primer domingo de adviento, por lo tanto, inspirándonos también en el tiempo privilegiado que escogió la Santísima Virgen para manifestarse a la Santa del Silencio, hemos querido meditar en María, como la mujer paciente que espera la llegada del Señor.

Adviento es también esperanza, la humanidad esta próxima a pasar de la oscura noche a la luz admirable de Jesucristo recién nacido. La medalla ilumina a los cristianos de todos los tiempos y los invita a parir a Jesús en medio de los conflictos, pandemias y guerras de hoy.

En la Medalla Milagrosa, la Virgen María, a diferencia de muchas otras advocaciones o apariciones, se presenta aparentemente sola, sin el niño Jesús en brazos, y algunos mariólogos sostienen que en la Medalla contemplamos a María, quien lleva a Jesús en su vientre, en la espera gozosa de su nacimiento, como también se nos revela en el libro del Apocalipsis, una mujer encinta que sufre los dolores del parto (Ap. 12, 2).
Este año, además, queremos que en cada día de la novena presentemos cada letra de la palabra “MILAGROSA”, con un significado que nos ayudará para la meditación y la oración; terminado el día noveno tendremos en letras grandes y conforme a la creatividad de cada grupo la palabra con la que mejor identificamos a la Santísima Virgen María en la Medalla.

P. Andrés Felipe Rojas Saavedra, CM
Párroco Santo Cristo de Guaranda
www.corazondepaul.org

CORRECCIÓN:
Padre Carlos Arley Cardona S., CM.
(Director Hijas de la Caridad – Provincia de Cali)

APROBACIÓN:
Padre Diego Luis Vásquez Marín., CM.
(Superior Provincial – Provincia de Colombia)

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Dios Padre, que nos infundiste de nuevo la Esperanza con tu Hijo Jesús y en su nacimiento nos has devuelto la alegría que habíamos perdido a causa del pecado. Hoy te pedimos que, junto a la Santísima Virgen, Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, nos enseñes a caminar construyendo tu Reino; que nuestra historia esté llena de la esperanza del Evangelio para anunciar a los cautivos la libertad, a los pobres su liberación y a todo hombre y mujer el gozo de la Buena Nueva de Nuestro Señor.

Llenos de una confianza renovada nos presentamos ante Ti sedientos de tu Palabra. Que al meditar día a día en esta novena, podamos abrir nuestro corazón a la gracia de la conversión, y que siendo discípulos y misioneros de Cristo y María podamos predicar con un testimonio de vida coherente. Ayúdanos a llevar la Medalla Milagrosa como guía de nuestro caminar. Amén.

Padrenuestro.
Gloria.

ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA

Madre de la Esperanza, la fe que te iluminó y la Palabra en la que creíste nos acompañe en esta novena que dirigimos en tu honor bajo la advocación de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa. Que todos reunidos entorno a tu Hijo podamos recuperar la frescura del Evangelio y anunciar con gozo la esperanza a un mundo dividido por las discordias.

Tus rayos nos infunden la seguridad de que nuestra historia está confiada a la misericordia de un Dios que nos ama y que nos ilumina constantemente en las noches oscuras y dolorosas de nuestra vida. Hoy más que nunca gritamos al cielo implorando un nuevo renacer; que Tú nos ayudes a germinar en nuestros corazones la Palabra de Nuestro Señor y a anunciarlo vivo y resucitado entre nuestros hermanos. Amén.

Oh María sin pecado concebida. Rogad por nosotros que recurrimos a Vos

GOZOS

Respuesta: puede ser el estribillo de una canción o la jaculatoria (Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que acudimos a Ti).

Madre Milagrosa, de ternura y compasión,
que haciendo historia de salvación,
vas caminando siempre con tu pueblo
que a Ti clama en la aflicción.

En mil ochocientos treinta,
en Francia, Calle del Bac,
a una pobre novicia,
la Virgen Santa se apareció.
Eran vísperas de San Vicente
noche silenciosa de julio,
cuando la Madre dejó su trono
y en una pequeña capilla se presentó.

Siendo la media noche
un Ángel se apareció,
para darle un anuncio
de parte de la Madre de Dios.
Las luces se iban prendiendo,
las puertas se iban abriendo
y al llegar a la capilla la hermana ansiosa la esperó.

La voz del cielo anunciaba:
¡Que la Madre llegó!
La sede sacerdotal
con humildad Ella ocupó.
La hermana Catalina,
sus manos colocaron,
en las piernas de la Madre,
y misión le encomendó.

En una mañana de noviembre,
los sentidos no lo percibieron,
pero un corazón atento
nuevamente a la Madre observó.
Las insignias de la medalla
que Catalina vio, se han convertido en fuente
de milagro y de amor.

“Haz acuñar una medalla”
La Virgen le pidió,
para ser portada por los fieles
con mucha devoción.
Madre Santa, tu gran
Medalla es emblema de tu amor,
hoy nosotros la portamos
en señal de filiación.

Sea por Jesús, sea por María,
sea por el ejemplo de los Santos que nos guían.
Y que por la Medalla Milagrosa,
alcancemos la gracia de convertir
nuestros dolores en alegrías.

PRIMER DÍA
María en la espera del Mesías

Letra: M- Mujer. Palabra con la que el cuarto Evangelio se refiere a María, haciendo alusión, a su vez, al resto fiel de Israel que esperaba al Mesías.

 Signo: Distintas imágenes que reflejen el dolor en el mundo; un cirio en el centro apagado y una frase: “Señor Jesús te esperamos”. 

Comentario inicial: Queridos hermanos y hermanas, nos congregamos con mucha alegría para iniciar este primer día de la Novena a nuestra Madre, bajo la advocación de la Virgen Milagrosa. Ella, al igual que algunos de sus contemporáneos, esperaba con gozo el cumplimiento de las profecías.

Lectura del Texto Bíblico: Juan 2, 1-11

“Tres días después se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús también fue invitado con sus discípulos. Y como faltaba vino, la madre de Jesús le dijo: «No tienen vino». Jesús le respondió: «Mujer, ¿qué tenemos que ver nosotros? Mi hora no ha llegado todavía». Pero su madre dijo a los sirvientes: «Hagan todo lo que él les diga». Había allí seis tinajas de piedra destinadas a los ritos de purificación de los judíos, que contenían unos cien litros cada una. Jesús dijo a los sirvientes: «Llenen de agua estas tinajas». Y las llenaron hasta el borde. «Saquen ahora, agregó Jesús, y lleven al encargado del banquete». Así lo hicieron. El encargado probó el agua cambiada en vino y como ignoraba su origen, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo y le dijo: «Siempre se sirve primero el buen vino y cuando todos han bebido bien, se trae el de inferior calidad. Tú, en cambio, has guardado el buen vino hasta este momento». Este fue el primero de los signos de Jesús, y lo hizo en Caná de Galilea. Así manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él”. Palabra del Señor, gloria a Ti, Señor Jesús.

Reflexión:

En este primer día, el relato de las Bodas de Caná nos pone en sintonía con la esperanza del pueblo de Israel, que, como el maestresala, ansiaba beber el vino nuevo, el vino esperanzador de Jesús. Ante la respuesta un tanto desalentadora de Jesús, María pone en movimiento a los sirvientes para hacer que Jesús entre en acción; nos recuerda que la fe es netamente dinámica, requiere de nosotros un pequeño esfuerzo, que implica desacomodarnos, ayudar, asistir.

La invitación de María “hagan lo que él les diga”, arroja a la humanidad a un estilo de vida, en total abandono a Dios; no sabemos qué nos tiene Él preparado, pero sea lo que fuere, será para nuestro bien. Jesús cambiará nuestra suerte.

En el Evangelio según san Juan, María es llamada por Jesús varias veces con el título de Mujer, haciendo referencia al pueblo de Israel que aguardaba con esperanza la llegada del Mesías. La boda puede entenderse como simbólica, inaugura el ministerio de Jesús, el primero de los siete signos que nos va a traer el cuarto Evangelio, y nos habla directamente de la relación de amor entre Dios y su pueblo. Dios ha reservado el mejor regalo para el final, el pueblo había bebido a ciegas de los profetas y de la ley, pero con Jesús esa visión imperfecta de Dios era develada, esas seis tinajas de piedra inamovible (la ley) son sacadas ahora con gozo y presentadas a todos los invitados al banquete de bodas del Señor.

Actividad en grupo:

  1. Cada participante presentará una vela, dirá públicamente o en silencio qué espera con la llegada de Jesús en su vida.
  2. ¿Qué deseamos que Jesús y María cambien en nuestra vida, en nuestra sociedad, en nuestra comunidad? (cada participante puede intervenir)
  3. Puede concluirse con varias acciones de gracias espontáneas.

SEGUNDO DÍA
María en la espera del Espíritu Santo

Letra: I– Iluminar. Con el Espíritu Santo, María iluminó su vida, despejó los temores y afrontó con santidad los sufrimientos.

 Signo: Algún cuadro de la Anunciación, de lo contrario una imagen de la Santísima Virgen María rodeada de siete veladoras. 

Comentario inicial: María se nos presenta humilde y sencilla, Ella está dispuesta a atender el llamado de Dios y a vivirlo conforme a su Voluntad. Su Fiat, su SÍ, nos asegura su compromiso de salvaguardar la vida y sobre todo de comunicarla a los demás. Ella recibe al Espíritu Santo y presurosa sale a compartir la alegría recibida.

Lectura del Texto Bíblico: Lucas 1, 26- 33

“En el sexto mes, el Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María. El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: “¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo». Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo. Pero el Ángel le dijo: «No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin». Palabra del Señor, gloria a Ti, Señor Jesús.

Reflexión:

La Medalla Milagrosa nos recuerda que María es la escogida de Dios, porque fue fiel y creyó en la Palabra de Dios. Él se comunica constantemente con nosotros, pero nuestros propios miedos nos paralizan, nos impiden ver con esperanza el futuro, porque creemos que estamos solos, que solo con nuestras fuerzas podremos salir adelante, y la actitud del cristiano, no debe ser de soberbia, orgullo o prepotencia, sino de total abandono en el Señor, somos los “siervos inútiles” que nos hacemos útiles poniéndonos en las manos de Dios.

El Espíritu Santo, es el único capaz de capacitarnos en esta misión evangelizadora; Él nos llena de un gozo esperanzador, capaz de derrumbar los muros de odio que tanto nos dividen. Una vida iluminada por Dios es una vida a ejemplo de la Virgen María que dejó a Dios gobernar su propia existencia.

Pero eso no nos quita nuestra libertad, ni abroga nuestra capacidad de decisión, al contrario, nos libera de las esclavitudes del mundo, nos quita tantas dependencias enfermizas, hace romper las cadenas que nos mantienen inmóviles frente a una sociedad que nos quiere perplejos y atemorizados, nos hace auténticos y verdaderos misioneros, capaces de responder con amor ante los insultos, con caridad frente a las injusticias y con sencillez frente a los señalamientos.

Actividad en grupo:

  1. Se le puede entregar a cada participante una hoja en forma de paloma (haciendo referencia al Espíritu Santo), para que cada uno de los participantes escriba alguna petición.
  2. En una cartelera se pueden escribir varios testimonios de fe y esperanza recibidos en la Medalla Milagrosa.
  3. ¿Qué actitudes encontramos en la Santísima Virgen María que nos permiten descubrir el paso de Dios por su vida?

TERCER DÍA
María en la espera del Reino de Dios

Letra: L- Luz. Jesucristo utilizó en varias de sus parábolas la luz, para referirse a la manifestación gozosa del Reino de Dios en medio de los hombres y las mujeres.

 Signo: Usando varios cirios, ponemos distintas palabras que hablan del Reino de Dios, ejemplo: amor, justicia, caridad, perdón, etc. En el centro la imagen de Jesús y de la Santísima Virgen María. 

Comentario inicial: La Santísima Virgen María nos invita a procurar el Reino de Dios entre los más pobres y desamparados. La Medalla es un evangelio capaz de hablar a las personas más humildes y sencillas. La esperanza en el Reino nos convoca a todos nosotros a entregar nuestras manos al servicio de Jesús y de María.

Lectura del Texto Bíblico: Lucas 1, 39-47

“En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas ésta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: “¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor». María dijo entonces: «Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi salvador”.
Palabra del Señor, gloria a Ti, Señor Jesús.

Reflexión:

El Reino de Dios aún no había sido anunciado, pero el gozo del Espíritu Santo ya había sido compartido. María en el Evangelio de Lucas se nos presenta en constante movimiento, nunca vemos a la Virgen quieta o sedentaria, ella sale presurosa adonde su prima Isabel, luego regresa a su tierra, se dispone a un largo viaje hacia Belén, regresa a Nazareth y luego se dispone como cada año a peregrinar hacia Jerusalén.

La Medalla Milagrosa es el escudo de ese Reino de Dios que llega a todos nosotros. Si decimos que la Cruz es nuestra bandera, la Medalla es ese bastión de fe que nos guarda bajo el manto de nuestra Madre y nos impulsa a predicar con audacia y valentía el mensaje de Jesucristo. No hay lugar para el miedo, ni para la incertidumbre; es hora de anunciar ese Reino gozoso que disipa el odio y da paso a la reconciliación.

La Cruz enarbolada con la M, puede significar también que acompañados del sacrificio debemos curar a los heridos del mundo con el bálsamo de la esperanza, porque la Iglesia vive desde su misión auténticamente maternal.

Actividad en grupo:

  1. ¿Qué entendemos por Reino de Dios?
  2. ¿De qué manera estamos llamados nosotros a predicar el Evangelio en el mundo de hoy?
  3. ¿Qué regalo especial recibimos en la Medalla Milagrosa que nos conecte con el Evangelio?
  4. En una matera o un espacio con tierra, “sembramos” unos palitos con frases que nos comprometan a anunciar el Reino de Dios, ejemplo: disponibilidad, fraternidad, etc.

CUARTO DÍA
María en la espera con la Iglesia

Letra: A- Amor. La Iglesia vive y se alimenta de la Eucaristía que es el sacramento del Amor; junto con María persevera gozosa hasta el banquete definitivo en el Reino celestial.

 Signo: En una cartelera colocar varias fotografías de misioneros, de sacerdotes celebrando los sacramentos y la imagen de la Virgen Milagrosa en el centro acompañada de un enorme corazón. 

Comentario inicial: María espera con la Iglesia en todo momento de la historia. En este cuarto día los invitamos a orar por la Iglesia, de la cual la Virgen es Madre. Que la esperanza siempre sea un momento gozoso donde podamos encontrarnos con el Amor de los Amores: Jesucristo.

Lectura del Texto Bíblico: Hechos 4, 31-35

“Cuando terminaron de orar, tembló el lugar donde estaban reunidos; todos quedaron llenos del Espíritu Santo y anunciaban decididamente la Palabra de Dios. La multitud de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma. Nadie consideraba sus bienes como propios, sino que todo era común entre ellos. Los Apóstoles daban testimonio con mucho poder de la resurrección del Señor Jesús y gozaban de gran estima. Ninguno padecía necesidad, porque todos los que poseían tierras o casas las vendían y ponían el dinero a disposición de los Apóstoles, para que se distribuyera a cada uno según sus necesidades”. Palabra de Dios, Te alabamos Señor.

Reflexión:

La Medalla Milagrosa contiene los corazones de Jesús y de María, uno coronado de espinas y otro traspasado por una espada. El amor es capaz de vencerlo todo, por amor se puede todo, y en palabras de San Pablo, donde falta el amor no hay nada (cfr. 1Cor 13).

La Iglesia vive por el amor; el vínculo de unidad es la caridad fraterna que nos ayuda a reconocernos entre nosotros como hermanos, hijos de un mismo Dios, a quien llamamos Padre Nuestro.

Dicha Iglesia en comunión de amor, es necesariamente profética, y en ese ejercicio comparte a todos los hombres y mujeres de buena voluntad el mensaje de Esperanza. En ese caminar María acompaña a la Iglesia; Ella constantemente señala que el amor es capaz de sobrellevar los desafíos más duros, pero ante todo que siempre hay lugar para creer en la Palabra de Dios. No hay duda de que Dios dirige la historia y que en esa dirección nos lleva a todos a un encuentro con nuestra propia humanidad y la de nuestros hermanos, para restaurarla.

Actividad en grupo:

  1. Cada uno escribe su nombre en un cartoncito, o un papel y lo coloca en un gran corazón que esté preparado en el centro del signo del día.
  2. Como Iglesia, ¿Qué hago para llevar a otros el mensaje de la esperanza?
  3. ¿Vivo la Eucaristía y los demás sacramentos como una prueba del amor de Dios?

QUINTO DÍA
María en la espera con los pobres

Letra: G– Grito. En la clausura del Sínodo de la Amazonía el Papa Francisco dijo: Escuchar el grito de los pobres: que es el grito de esperanza de la Iglesia.

 Signo: Distintas imágenes que reflejen la pobreza en el mundo, la destrucción del medio ambiente, un mapamundi deteriorado o con signos de violencia y en el centro la frase: “Ven a salvarnos Señor” 

Comentario inicial: La Santísima Virgen María muestra su predilección por los que no cuentan para la sociedad; su mensaje ha sido revelado siempre a la gente sencilla y pobre, a los que no se engríen de sus títulos u honores humanos. Hoy más que nunca necesitamos rescatar los valores del Evangelio y devolvérselos a un mundo cargado de materialismo y sensualidad.

Lectura del Texto Bíblico: Mateo 11, 25-30

“En esa oportunidad, Jesús dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido. Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, así como nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana”. Palabra del Señor, gloria a Ti Señor Jesús.

Reflexión:

María enseñó a reconocer a Dios en medio de la vida sencilla, en la cotidianidad de una existencia marginal, en una pequeña población de Galilea, Nazaret. Desde allí, Ella aprendió a reconocer a Dios como Aquel que mira a todos, y de manera especial a los más sencillos; «mi espíritu se alegra en Dios, mi Salvador, porque ha mirado la pequeñez de su sierva» (Lc 1, 46-48).

Jesús muy seguramente aprendió esta espiritualidad de María: aprendió a reconocer en Dios a un Padre, que es cercano a los humildes. En contraste con la humildad de corazón de quien se sabe necesitado por Dios, está el corazón arrogante y soberbio de aquellos que, amparados en la riqueza, la comodidad y el poder, viven bajo sus propios criterios.

Jesús con su modo de orar y vivir nos invita a tener un corazón dispuesto a escuchar a Dios, en lo cotidiano, en la pobreza de los que sufren y luchan por mantener la vida donde ésta se hace difícil. Los más pobres, en su continua lucha, nos enseñan a esperar la Salvación de Dios que se abre caminos en medio de todas las situaciones de esclavitud y opresión. María, esperanza de los pobres, expresa en nombre de los más pequeños su plena confianza: Dios «derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes» (Lc 1,52).

Actividad en grupo:

  1. ¿Qué puestos ocupan los pobres en nuestras asambleas, en nuestra comunidad o en nuestra vida?
  2. Todos de algún modo somos pobres. ¿Qué carencias experimento constantemente en mi vida personal?
  3. ¿De qué manera permito que la Medalla Milagrosa sea un evangelio para los más pobres?

SEXTO DÍA
María en la espera con los Santos

Letra: R- Reino. San Pablo afirma que los cristianos corremos una carrera que nos llevará al encuentro con la plenitud del Reino de Dios.

 Signo: Imágenes de varios santos, especialmente aquellos devotos a la Virgen Milagrosa: Santa Catalina, Santa Teresa de Calcuta, San Maximiliano Kolbe, Santa Laura Montoya, San Justino de Jacobis, siervo de Dios Frank Duff, etc.

Comentario inicial: Muchos hombres y mujeres desde 1830 hasta nuestros días han acompañado su camino de fe con la Medalla Milagrosa; algunos de ellos han sido elevados a los altares. Con la Virgen corremos esta carrera que nos llevará a la coronación gozosa junto con el Señor en la eternidad.

Lectura del Texto Bíblico: Apocalipsis 7, 11-17

“Y todos los Ángeles que estaban alrededor del trono, de los Ancianos y de los cuatro Seres Vivientes, se postraron con el rostro en tierra delante del trono, y adoraron a Dios, diciendo: «¡Amén! ¡Alabanza, gloria y sabiduría, acción de gracias, honor, poder y fuerza a nuestro Dios para siempre! ¡Amén! Y uno de los Ancianos me preguntó: «¿Quiénes son y de dónde vienen los que están revestidos de túnicas blancas?». Yo le respondí: «Tú lo sabes, señor». Y él me dijo: «Estos son los que vienen de la gran tribulación; ellos han lavado sus vestiduras y las han blanqueado en la sangre del Cordero. Por eso están delante del trono de Dios y le rinden culto día y noche en su Templo. El que está sentado en el trono habitará con ellos: nunca más padecerán hambre ni sed, ni serán agobiados por el sol o el calor. Porque el Cordero que está en medio del trono será su Pastor y los conducirá hacia los manantiales de agua viva. Y Dios secará toda lágrima de sus ojos».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Reflexión:

Muchos Santos han llevado la Medalla Milagrosa, y han hecho de ella una relación especial con nuestra Madre. María corona la Iglesia que está triunfante en el cielo y acompaña a la que aún peregrina en la tierra; su presencia no solo nos señala a Jesús sino que constantemente nos invita a ponernos en disposición de escucha y reverencia ante Dios y sus designios.

La Medalla Milagrosa en su respaldo tiene 12 estrellas, son el símbolo del nuevo pueblo redimido por la sangre del Señor. Las estrellas luminosas reciben la luz de Cristo, Sol que nace de lo Alto, y ayudan a señalar el paso del tiempo y las estaciones. Así mismo, los Santos nos invitan a tomar la luz de Jesús y comunicarla a los demás y a señalar a los hombres y mujeres de todos los tiempos el camino para seguir a Jesús.

La santidad no es una misión imposible sino una virtud heroica de aquellos que han asumido los rasgos propios del discípulo y junto con María se disponen a hacer nuevas todas las cosas, infundidos del mismo Espíritu Santo que movió a los primeros cristianos.

Actividad en grupo:

  1. Describo algunas cualidades especiales de los Santos que conozco.
  2. ¿Qué virtudes heroicas conozco de las personas que día a día hacen bien su trabajo?
  3. ¿Qué entiendo por Santidad?
  4. ¿De qué manera la Medalla Milagrosa me ayuda en mi caminar cristiano de fe?

SÉPTIMO DÍA
María en la espera en medio del dolor

Letra: O- Oír o escuchar. La actitud de María frente al Evangelio fue de atenta escucha, guardaba todas las cosas en su corazón. En este proceso también acudimos a escuchar aquellos que gritan en medio de los dolores de este mundo.

 Signo: En un lado colocar imágenes de personas tristes y la imagen de Jesús crucificado, al otro lado imágenes de personas alegres y la imagen de Jesús resucitado, en la mitad la frase: María nos invita a perseverar en medio del dolor. 

Comentario inicial: el día de hoy en la novena vamos a meditar cómo la Santísima Virgen María persevera en pie, incluso en los momentos de dolor y de sufrimiento; Ella sabe transformar cada momento de su vida en un oasis de esperanza para quienes la rodean, consolando incluso a los discípulos de su Hijo en los momentos de fuerte turbulencia.

Lectura del Texto Bíblico: Juan 19, 25-27

“Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: «Mujer, aquí tienes a tu hijo». Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu madre». Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa”.
Palabra del Señor, gloria a Ti Señor Jesús.

Reflexión:

María como Madre de Jesús, experimenta y atestigua la grandeza de la existencia de su Hijo. Grandeza que tiene momentos de intensa alegría como lo fue su nacimiento, pero también de profundo dolor, como lo fue su muerte. María ha sido testigo del camino recorrido por Jesús, desde Galilea hasta Jerusalén ha permanecido fiel, es por eso que ella no solo es Madre, sino discípula.

El caminar con Jesús le ha hecho ver que la Salvación que Dios da toca todas las situaciones de la humanidad, incluso las más dolorosas, como la muerte. Ella se mantiene de pie junto a la Cruz, porque puede ver más allá, sabe que todo no termina ahí, al contrario, la Cruz es la oportunidad para la vida que continúa en Dios gracias a la Resurrección.

En la Medalla encontramos la Cruz y la M íntimamente ligadas. Comúnmente lo hemos identificado como la presencia de María en el nacimiento y muerte del Señor, pero también podemos referirnos a la misión esperanzadora de la Iglesia que acompaña como verdadera madre a todos sus hijos e hijas que aún siguen siendo crucificados fruto de la violencia, la injusticia y el odio.

Actividad en grupo:

  1. En tu país, ¿Qué actitudes de odio hace que los cristianos sean crucificados?
  2. Cada uno puede responder: ¿En qué momentos dolorosos ha sentido de manera especial la presencia de la Santísima Virgen María?
  3. ¿De qué manera la Medalla Milagrosa puede ser un signo de resistencia ante los ataques del mundo de hoy?

OCTAVO DÍA
María en la espera del mundo nuevo

Letra: S- Santidad. La promesa de cielos nuevos y tierra nueva está acompañada de una multitud de hombres y mujeres que han lavado sus vestiduras en la sangre del Cordero.

 Signo: un mapamundi rodeado con un santo rosario, la Palabra de Dios en el centro y una frase que diga: “Reine la Esperanza”. 

Comentario inicial: En este octavo día estamos invitados a reconocer en la Medalla Milagrosa la invitación a la santidad, a renunciar a nuestra antigua condición de pecado y a caminar de la mano con Dios, a fin de restaurar todas las cosas en Cristo: Camino, Verdad y Vida.

Lectura del Texto Bíblico: Apocalipsis 22, 1-7

“Después el Ángel me mostró un río de agua de vida, claro como el cristal, que brotaba del trono de Dios y del Cordero, en medio de la plaza de la Ciudad. A ambos lados del río, había árboles de vida que fructificaban doce veces al año, una vez por mes, y sus hojas servían para curar a los pueblos. Ya no habrá allí ninguna maldición. El trono de Dios y del Cordero estará en la Ciudad, y sus servidores lo adorarán. Ellos contemplarán su rostro y llevarán su Nombre en la frente. Tampoco existirá la noche, ni les hará falta la luz de las lámparas ni la luz del sol, porque el Señor Dios los iluminará, y ellos reinarán por los siglos de los siglos. Después me dijo: «Estas palabras son verdaderas y dignas de crédito. El Señor Dios que inspira a los profetas envió a su mensajero para mostrar a sus servidores lo que tiene que suceder pronto. ¡Volveré pronto! Feliz el que cumple las palabras proféticas de este Libro».
Palabra de Dios. Te alabamos Señor.

Reflexión:

Hoy es el octavo día de la novena y en la teología joánica el octavo día es un día escatológico, el día en que la humanidad entera no volverá a ver más la oscuridad.

Israel a lo largo de su historia tuvo que ver cómo su ciudad principal, Jerusalén, era destruida una y otra vez, y cómo la palabra esperanzadora de los profetas anunciaban su reconstrucción (cfr. Tobías 13, 11-17), Dios no solo restauraba los muros de la ciudad sino también las relaciones humanas que quedaban frágiles o destruidas. La Palabra de Dios es un constante retorno de Israel a la tierra prometida.

Pero en el Nuevo Testamento, el nuevo Israel, que es un pueblo de toda lengua, pueblo y nación (Ap. 5, 9), santo y que es propiedad de Dios (1 Pe 2, 9) tiene su promesa en la Resurrección, allí será reconstruida la ciudad santa y regresarán los deportados de todas las naciones, que, en virtud del testimonio de vida, merecieron lavar sus túnicas en la sangre del Cordero. La Medalla está íntimamente relacionada a esa promesa, es un regalo que ha llegado del cielo, que nos pone en sintonía con la vida que nos espera, pero que desde ya nos compromete.

Actividad en grupo:

  1. Invitamos a todos los participantes a hacer unas peticiones espontáneas donde demos gracias a Dios por los signos de esperanza que nos regala.
  2. ¿De qué manera me siento parte de la Iglesia, anunciando y predicando el Reino de Dios, con una propuesta renovada y esperanzadora?
  3. ¿Cómo estoy usando los medios de comunicación para propagar la devoción a la Virgen Milagrosa?

NOVENO DÍA
María mujer del Adviento

Letra: A– Adviento. Para la teología cristiana Cristo vino, viene y vendrá. María acompaña a la Iglesia en cada uno de esos momentos. Vino: testigo directo de su nacimiento. Viene: junto a los discípulos en Pentecostés. Vendrá: en el caminar constante con su pueblo.

 Signo: La imagen de la Virgen María y San José, como es sábado antes del domingo primero de adviento se puede tener el signo de la corona de adviento.

Comentario inicial: Hoy es nuestro último día. Encontramos a María junto a su esposo San José en la espera gozosa de su Hijo Jesús; junto con ellos nosotros también esperamos la llegada del Mesías, nos aferramos con esperanza a la Medalla Milagrosa que contiene el mensaje esencial del Evangelio. Con Jesús seremos capaces de salir de la noche y caminar felices en la luz.

Lectura del Texto Bíblico: Mateo 1, 18-23

“Este fue el origen de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no han vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto. Mientras pensaba en esto, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo. Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados». Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta: «La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emmanuel», que traducido significa: «Dios con nosotros».
Palabra del Señor. Gloria a Ti Señor Jesús.

Reflexión:

Este año el Papa Francisco convocó el año de San José, que ya estamos terminando, pero es necesario en este último día de la novena, pensar que María supo también sobrellevar las dificultades junto con su esposo José, un hombre ferviente y devoto; juntos se sostuvieron en la esperanza, sobrellevaron con el diálogo y la obediencia las dificultades que se presentaron a lo largo de su misión.

La Medalla Milagrosa es la medalla del Adviento: ella contiene todo un mensaje cargado de esperanza. Aferrándonos a ella podremos caminar sin ningún temor por en medio de tantos conflictos, no solo comunitarios sino personales. A veces desconocemos nuestra propia oscuridad que nos impide amar y perdonar. Estamos llamados a salir victoriosos de esas “jaulas” que nos aíslan de la comunidad y que nos invalidan para salir al encuentro de otro.

Con José y María hacemos caso a la voz de Dios que se nos manifiesta en la historia; cumplimos con altura la misión que Él pone en nuestras manos, pero, ante todo, que nos pone en disposición para recibir a Jesús en nuestros corazones para que al nacer ilumine y llene de sentido nuestra vida.

Actividad en grupo:

  1. ¿Qué enseñanza nos dejó esta novena que hemos terminado en este día?
  2. ¿Qué aprendimos de María como la mujer del Adviento?
  3. ¿Estoy preparado para recibir a Jesús en esta navidad?
  4. En un papel escribimos nuestras intenciones que el día de mañana pueden ser quemadas en un recipiente de barro.

ORACIONES FINALES

(Se sugiere escoger alguna de las que presentamos a continuación)

Consagración al Hogar
¡Oh Virgen María! A tu corazón inmaculado consagramos hoy nuestro hogar y todos los que lo habitan.
Que nuestra casa sea como la de Nazaret, morada de paz y de felicidad por el cumplimiento de la voluntad de Dios, por la práctica de la caridad y por el perfecto abandono a la Divina Providencia.
Vela sobre cuantos la habitan; ayúdales a vivir cristianamente; cúbrelos con tu protección maternal y dígnate, ¡Oh Bondadosa Virgen María! formar de nuevo en el Cielo este hogar que en la tierra pertenece por entero a tu Corazón Inmaculado. Amén

Oración a la Virgen Milagrosa
Virgen Inmaculada de la Medalla Milagrosa, que te manifestaste a Santa Catalina Labouré como mediadora de todas las gracias, atiende a mi plegaria. En tus manos maternales dejo todos mis intereses espirituales y temporales, y te confío en particular la gracia que me atrevo a implorar de tu bondad, para que la encomiendes a tu divino Hijo y le ruegues concedérmela, si es conforme a su voluntad y ha de ser para bien de mi alma.
Eleva tus manos al Señor y vuélvelas luego hacia mí, Virgen poderosa; envuélveme en los rayos de tu gracia, para que a la luz y al calor de esos rayos me vaya desapegando de las cosas terrenas y pueda marchar con gozo en tu seguimiento, hasta el día en que bondadosa me acojas a las puertas del cielo. Amén.

Bendita sea tu pureza
Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea, en tan graciosa belleza. A Ti celestial princesa, Virgen Sagrada María, te ofrezco en este día, alma vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía. Amén.

Salve Regina
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce siempre Virgen María!
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

Oremos: Omnipotente y sempiterno Dios, que con la cooperación del Espíritu Santo, preparaste el cuerpo y el alma de la gloriosa Virgen y Madre María para que fuese merecedora de ser digna morada de tu Hijo; concédenos que, pues celebramos con alegría su conmemoración, por su piadosa intercesión seamos liberados de los males presentes y de la muerte eterna. Por el mismo Cristo nuestro Señor. Amén.

Sub tuum
Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, no desprecies nuestras súplicas en las necesidades, antes bien líbranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita. Amén.

Acordaos
Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando vuestra asistencia y reclamando vuestro socorro, haya sido desamparado. Animado por esta confianza, a Vos también acudo, ¡oh Madre, Virgen de las vírgenes!, y gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a comparecer ante vuestra presencia soberana. ¡Oh Madre de Dios!, no desechéis mis súplicas, antes bien, escuchadlas y acogedlas benignamente. Amén.

OTRAS ORACIONES
LETANÍAS

Dios, Padre celestial… ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo evangelizador de los pobres…
Dios, Espíritu Santo fruto del amor…
Santísima Trinidad, un solo Dios…

Santa María… ruega por nosotros.
Santa Madre de Dios.
María, Mujer sin Mancha.
María, Madre Inmaculada.
María, Reina de las Misiones.
María, Promotora de la Caridad.
María, Mujer pobre, sencilla y humilde.
María, Virgen Poderosa.
María, Mujer Anunciada por los profetas.
María, Nueva Eva.
María, Madre Milagrosa.
María, Madre de todos en particular.
María, Intercesora de todas las Gracias.
María, Madre de los rayos.
María, Artífice de la Medalla Milagrosa.
María, Que te manifestaste a Santa Catalina Labouré.
María, Madre de las Hijas de la Caridad.
María, Madre de la Congregación de la Misión.
María, Inspiradora de todos los Movimientos Marianos Vicentinos.
María, Patrona de toda la Familia Vicentina.

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

Oremos: Te rogamos nos concedas, Señor Dios nuestro, gozar de contínua salud de alma y cuerpo, y por la gloriosa intercesión de la bienaventurada siempre Virgen María, vernos libres de las tristezas de la vida presente y disfrutar de las alegrías eternas. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

CANTOS MARIANOS

  1. Con la Música de la Blanca Paloma
    Vicentinos unidos oramos (bis) /
    Porque son tus rayos (tris)
    Gracias del Señor. /

Milagrosa tus hijos cantamos (bis) /
Porque eres nuestra Madre (tris)
Madre de Jesús. /

Desde Francia hacia el mundo se extiende. (Bis) /
Tu medalla Santa (tris)
Regalo de Amor/

La Cruz y la M son signos (bis) /
Del amor de Cristo (tris)
Su madre nos dio/

Admirable extiende sus manos (bis) /
Pisando la muerte (tris)
Otorgó la paz/

  1. Con la Música del Ave María
    María presente en la gracia de Dios,
    Nos trae del cielo, precioso don.

Tu Santa Medalla, regalo de amor,
Gozosos portamos pidiendo favor.

Santa Catalina a la Madre vio,
Cantemos el ave a su concepción.

Son símbolos grandes de la redención,
al cuello portarla con gran devoción.

Sos milagrosa Madre de Jesús,
ruega por nosotros a Cristo el Señor.

Los dos corazones vencieron la ira,
de la cruel serpiente arpía enemiga.

El mundo a tus plantas ¡oh dulce Mujer!
los rayos son gracias ¡Oh Virgen María!

La cruz y la eme, la unión de María
con su Hijo bendito ¡oh reina María!

  1. Himno de la Medalla Milagrosa
    La llevo en mi pecho porque prometiste
    al que la portara una gran bendición.
    Tu santa medalla me acompaña siempre,
    a Ti buena Madre me entrego hoy.

Coro: Los rayos son tus gracias, Milagrosa,
que a todos tú derramas, Milagrosa,
y brotan de tus manos, Milagrosa,
acogen a tus hijos, Milagrosa.

El pueblo confiado a ti clamó
Tu gracia divina
y tu bendición.
Las doce estrellas,
los dos corazones,
La cruz y la M
son la redención.

Coro.

Oh María concebida sin pecado,
ruega por nosotros que acudimos a Ti.

  1. Míranos, ¡oh, Milagrosa!
    Míranos, ¡oh, Milagrosa!
    Míranos, Madre de amor.
    Míranos, que tu mirada
    nos dará la salvación.
    Son tus ojos los luceros
    que, en la noche del dolor,
    dan aliento y esperanza
    al humano corazón.

De tus manos extendidas
brotan rayos de fulgor:
son las gracias escogidas
que a tus hijos da el Señor.

¡Milagrosa! la plegaria
que a ti sube en un cantar,
a nos, vuelva transformada
en celeste bendición.

Te coronan las estrellas
con un nimbo de esplendor:
eres Reina de belleza,
de bondad y de perdón.

  1. Venimos ante tu altar
    Venimos hasta tu altar
    te queremos contarlas penas y alegrías
    Madre escúchanos.
    Hoy te pedimos con fe
    tu gracia derrámala
    confiamos en ti
    acudimos a ti.

MILAGROSA HOY VENIMOS A TU ALTAR
TU PRESENCIA NOS AYUDA A CAMINAR
MILAGROSA MÍRANOS, PROTÉGENOS
RUEGA POR TODOS NOSOTROS
QUE ACUDIMOS A TI (BIS)

Siempre llevamos con fe
tu medalla de amor
guíanos en el camino
en la noche sé luz.
Tus hijos sufriendo están
protégenos con tu amor
sé el consuelo del mundo
Madre protégenos.

  1. Toda hermosa eres María.
    Toda hermosa eres María, manantial de consuelo y de paz
    tu derramas sobre tus hijos sin cesar tu bondad maternal;
    de tu amor dístenos la prenda en emblema todo celestial.
    Tu medalla que es monumento de tu gloria, poder y bondad;
    Oh María, Oh María.

Como prenda de amor nos has dado
un emblema blasón celestial:
La medalla que lleva tu imagen,
gracias madre por tanta bondad.

Oh María, tu imagen bendita
es el iris de luz y de paz
Dibujado en el valle del llanto,
no lo apartes oh Madre jamás.

A torrentes derramas tus gracias
sobre el misero y triste mortal;
que angustiosa su suerte sería
si alejaras del hombre tu faz.

Sola tú sin la mancha creada
has hollado al dragón infernal;
Sola tú, preservada de culpa
salvarás a la prole de Adán.

MISTERIOS CANTADOS
(con la música del Ave María)
Gozosos:

  1. Bajando del cielo el Ángel de Dios anuncia el misterio de la Encarnación.
  2. La Virgen Bendita saluda a Isabel y su alma engrandece de Dios la merced.
  3. Radiante una estrella nos muestra en Belén, nacido entre pajas el Dios de Israel.
  4. Al templo llevando su humilde Jesús un rito Ella cumple de humilde virtud.
  5. Con crueles angustias lo buscan doquier cuando Él entre sabios enseña la Ley.

Luminosos:

  1. En el Jordán Cristo alaba a Dios, y la voz del Cielo proclama al Señor.
  2. Su Madre en las bodas pide intercesión y Cristo el Buen Hijo atiende a su voz.
  3. Cambiando de vida los hombres tendrán, a Cristo el hermano como el Salvador.
  4. Delante de Pedro, Santiago y Juan, la gloria se admira en el monte Tabor.
  5. Admirable misterio de tan grande fe, La Eucaristía empieza a nacer.

Dolorosos:

  1. Contempla alma mía a Dios tu Señor sumido en la angustia haciendo oración.
  2. Ya rasgan sus carnes azotes sin fin, mis culpas merecen castigo tan ruin.
  3. Corona de espinas taladran su sien más mi alma lo aclama por Dios y por Rey.
  4. Un maduro madero soporta mi Bien, mis culpas cargaron un peso tan cruel.
  5. Con dura congoja clavado en la cruz salvándome muere mi dulce Jesús.

Gloriosos:

  1. Hosanna Aleluya el orbe exclamó al ver del sepulcro salir al Señor.
  2. Ya vas hacia el Padre mi Dios y mi Rey en medio del gozo no olvides tu grey.
  3. Espíritu Santo de Dios, Fuego y Luz desciende trayendo saber y virtud.
  4. Del valle del llanto al Reino de amor asciende María la Madre de Dios.
  5. Tu frente circunda corona imperial del cielo eres Reina, del mundo la Paz.

BENDICIÓN DE LA MEDALLA

V: Nuestro auxilio está en el nombre del Señor.
R: Que hizo el cielo y la tierra.
V: El Señor este con ustedes.
R: Y con tu espíritu.
Oremos: ¡Oh Dios omnipotente y misericordioso! Que por las muchas apariciones en la tierra de la Inmaculada Virgen María, te has dignado obrar maravillas para la salud de las almas y de los cuerpos, concede tu bendición a estas medallas, imágenes y objetos religiosos y que quienes los veneren con piedad o los lleven con devoción, sientan tu protección y obtengan tu misericordia. Amén.
Y quienes lleven la Medalla Milagrosa por primera vez: Reciban esta Santa Medalla. Llévenla fielmente, hónrenla con la veneración que merece, para que la piadosa y siempre Virgen María Reina de los Cielos, los proteja y los defienda, y renovando los prodigios de su Amor, les obtenga misericordiosamente del Señor cuanto pidieren, y vivan y mueran bajo su maternal protección. Amén.
Se rocía con agua bendita.

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Por P. Andrés Felipe Rojas, CM

Sacerdote Misionero de la Congregación de la Misión, Provincia de Colombia. Fundador y Director de Corazón de Paúl. Escritor de artículos de teología para varias paginas web, entre ellas Religión Digital. Autor de varias novenas y guiones litúrgicos. Actualmente párroco del Santo Cristo de Guaranda (Sucre)

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